lunes, 17 de diciembre de 2012

Perspectivas de la Obra: “Islas Canarias” (II parte)


ALBORES, COMIENZO Y DESARROLLO DE LA OBRA EN TELDE.

 
La ciudad de Telde es la segunda en importancia por ser la más antigua, habiendo sido la capital de esta isla al principio de la colonización.
Se halla situada en la ruta sur, a 13 km. de Las Palmas y muy cerca del aeropuerto Internacional de Gando, contando actualmente (1.976) con unos 50.000 habitantes.
El testimonio del Evangelio de una manera permanente en esa ciudad cuenta con catorce años en el próximo mes de abril y se puede dividir en dos etapas o periodos:
a)   Primera etapa en la calle Ecuador, 11.
Fue en esta calle y en un piso de alquiler donde nos establecimos en abril de 1.962, habiendo sentido el llamamiento del Señor hacia esta ciudad.
Se comenzaron las reuniones con siete adultos y dos niñas en un salón de unos 28 metros cuadrados, con balcón a la calle y vivienda interior algo deficiente, pero el Señor bendijo mucho el testimonio en este lugar, siendo cual un “aposento alto” y cual un “Bethel” donde en el transcurso de nueve años se formó una pequeña asamblea, se incrementó y se fundamentó.
 
b)   Segunda etapa en la calle San Juan de la Cruz, 6.
Las limitaciones del inmueble citado, y sobre todo la presión del dueño para que le dejásemos el piso, nos empujó a la adquisición de un solar no muy distante del lugar inicial de cultos, cuya compra se efectuó en el año 1.966 y donde se ha venido construyendo la nueva capilla y dependencias donde desarrollar diversos proyectos albergados durante años en nuestros corazones, mediante la valiosa ayuda.
 
Cuenta la iglesia local de Telde con 45 miembros bautizados y unos 40 congregantes que dan un total aproximado de 85 almas, pero, desgraciadamente, en el transcurso de este año hemos visto menguar mucho la asistencia al culto de adoración los domingos por la mañana y algunos que “corrían bien” hoy andan lejos.
Los domingos por la mañana, después del rompimiento del pan, tenemos ministerio de la Palabra –de edificación- para los creyentes y por la tarde, en la predicación del Evangelio, se emplea el método expositivo, continuando en un mismo Libro y que están siendo de mucha bendición, dado el hecho de que el estudio bíblico de los miércoles por la noche es de baja asistencia y de esta manera pueden ser edificados más creyentes.
 
PROYECTOS ALCANZADOS
 
a)   Edificación en la capilla.
Se comenzó la construcción a mediados del año 1.968 y hasta el momento de redactar este informe ha experimentado un notable avance, aunque no está totalmente terminada.
El edificio consta de tres plantas, situadas en la parte posterior de la capilla, que constituyen salones para clases de jóvenes y niños, dormitorios, baños y cocina para los proyectos que se tienen y recientemente se ha construido el bautisterio que inauguraremos próximamente.
 
b)   Escuela Bíblica de verano.
Este ha sido el primer objetivo alcanzado mediante la construcción de este edificio y que ha tenido sus frutos, habiéndose desarrollado ya en el presente año el III Cursillo intensivo con C.E.B. para este archipiélago, ya que reúne las condiciones para albergar en el mismo tanto el profesorado como a los alumnos internos de las islas que han asistido, y asimismo aquellos otros que procedentes de esa amada península tengan interés en los mismos.
 
c)   Evangelización en la radio de acción de Telde.
Es llevada a cabo los sábados por la tarde por un grupo de hermanos y hermanas, distribuyendo la Palabra por las casas siguiendo un debido orden de barrios o sectores de la ciudad, y se practica asimismo la evangelización a través de la obra personal mediante las visitas de los contactos que se van adquiriendo.
 
d)   Evangelización en otros pueblos.
A partir de marzo del pasado año 1.974 un grupo de hermanas comenzó a visitar el pueblo de Ingenio (en la ruta sur de esta isla) el tercer jueves de cada mes, distribuyendo la Palabra “casa por casa” y teniendo buena acogida en las últimas campañas de ese año en un barrio muy pobre de ese pueblo, donde se han agrupado de 35 a 45 niños en uno de los portales para escuchar las historias bíblicas que a partir de esa Navidad se han ido menudeando, siendo el propósito alcanzar a estos niños semanalmente a partir del próximo año 1.976 y proseguir con las clases para analfabetos que vayan surgiendo.
A partir del pasado mes de noviembre hermanos de ambos sexos están acudiendo al mismo lugar cada jueves, teniendo la oportunidad de leer la Palabra en uno de los hogares.
Se han obtenido varias direcciones en estas campañas que se han atendido por correspondencia, enviándoles nueva literatura, y se tiene el proyecto de recorrer nuevamente estos contactos después de un tiempo de siembra por el medio descrito y sobre todo mediante la oración.
Ante el sentimiento de parte de varios hermanos de que el Señor está abriendo una puerta en este pueblo bastante grande, se estuvo orando por un vehículo para facilitar la obra de evangelización a distancias, el cual se hizo una realidad en la primavera pasada. El Señor nos ha provisto, a través de hermanos en Holanda, de un microbús de 9 a 12 plazas de segunda mano, pero que se encuentra en buenas condiciones.
e)   Evangelización en la parte central de la capital de Las Palmas.
Siguen teniéndose reuniones en nuestro hogar los jueves de cada semana a partir de septiembre pasado en vez de cada quince días como se venía efectuando en años anteriores, habiendo hecho profesión de fe dos señoras que asisten con toda regularidad.
 
METAS A ALCANZAR…
 (Continuará)

(Manuel González Calvin)

 

 

(Artículo publicado en la revista “Edificación Cristiana”, Núm 1, Año 1.976)

 

lunes, 10 de diciembre de 2012

Perspectivas de la Obra: “Islas Canarias” (I parte)


REMINISCENCIAS DE LA OBRA Y COMIENZOS DEL TESTIMONIO DE LAS ASAMBLEAS EN LA ISLA DE GRAN CANARIA.
El testimonio del Evangelio en esta isla de Gran Canaria se remonta a unos 82 años, siendo los principales pioneros hermanos naturales de Inglaterra y algunas hermanas misioneras procedentes de los Estados Unidos, como fue miss Hiller, que trabajó también en la isla de Tenerife.
La primera fecha que se tiene con exactitud es la de 1.892 a 1.893, en la que llegó don Roberto McGarva procedente de Escocia como colportor de la Sociedad Bíblica Británica y extranjera, fijando su residencia en el Puerto de la Luz por ser lugar de mucho tránsito de marineros debido al gran movimiento de buques y con las consiguientes oportunidades para la extensión del Evangelio. Viajó mucho por el archipiélago sembrando la Palabra y años más tarde se dedicó a los negocios, pero sin dejar nunca de apoyar el testimonio cristiano y la obra misionera durante los largos años de su residencia en Canarias (1.892-1.945).
Años más tarde, el que había sido colportor en la península, don Juan Márquez, y su esposa, Mrs. Márquez (enfermera inglesa), comúnmente llamada por los creyentes doña Alicia, vinieron a esta isla y pastorearon la pequeña congregación que se fue formando en dicho Puerto de la Luz y en el lugar denominado “La Puntilla” (un pequeño promontorio situado al final de la bahía de Las Canteras).
Las asambleas en Inglaterra se interesaron en las islas durante muchos años, y así, en 1.920, llegaron a Las Palmas los señores Cameron, encomendados por una asambleas de hermanos de la ciudad de Derby, los cuales trabajaron mucho, dejando un fragante recuerdo entre los creyentes, pero la salud de “don Juan” (como le llamaban) no era buena.
Alrededor de la fecha reseñada, Mrs. Márquez compró la casa en “La Puntilla”, calle Pajonales, 5, donde se venían reuniendo y en cuya compra colaboraron los señores McGarva y Cameron, local que podría albergar unas setenta personas.
La salud de don Juan Cameron se agravó a tal extremo que en el año 1.925 fue conducido a bordo del buque en que habían de tornar a Inglaterra, portado en los brazos (literalmente hablando) de un creyente y pasando a la presencia del Señor a fines del mismo año.
Meses antes de tornar a Inglaterra, el señor Cameron escribió a través de la revista “Echoes of Service” informando sobre la urgente necesidad de un misionero en las islas Canarias, donde ya habían almas salvadas, pero que necesitaban del cuidado de un pastor.
La joven pareja señores Bartlett respondieron a este llamamiento y, debidamente encomendados por su asamblea en Shankin, Isle of Wight, Inglaterra, llegaron a Las Palmas en diciembre del mismo año 1.925, radicándose asimismo en el Puerto de la Luz y reuniéndose en “La Puntilla” que era en aquel tiempo como el hogar de la iglesia evangélica y donde a la sazón trabajaban asimismo dos señoritas inglesas, miss Chart y miss Rowe.
A fines de 1.933 Mrs. Márquez, viuda y ya anciana, así como dos señoritas misioneras últimamente reseñadas, regresaron a Inglaterra. En ese tiempo los esposos Bartlett iniciaron reuniones en su casa, donde creció la asistencia a tal extremo que se trasladaron a un nuevo local en la calle Luis Morote, 55, del mismo Puerto de la Luz, donde se tenían los cultos, y asimismo se alquiló un local en el barrio de Guanarteme, donde llegaron a reunirse unas cien personas.
En el año 1.934 abrieron un local (por primera vez fuera de los distritos portuarios) en la capital misma de Las Palmas y en un lugar sumamente céntrico, calle Pablo Iglesias, 2 (hoy Calle San Bernardo), con el fin de proclamar el Evangelio allí, y donde en el transcurso de cinco a seis años se tuvieron cultos. En una de las dos puertas que daba a la calle se preparó un escaparate para exposición de Biblias y libros sueltos de la misma, el cual se mantenía bien iluminado hasta media noche, efectuándose cada día la vuelta a la página siguiente de una Biblia de púlpito allí expuesta, con el fin de que pudieran leerla los transeúntes. Era asimismo la primera vez que se inauguraba una Casa de Biblias (o Librería Evangélica, como solemos decir en este tiempo).
Varios habían sido ya los colportores que estuvieron íntimamente ligados con el testimonio evangélico durante todos los años mencionados. Don Ramón Casanovas fue muy tenaz en su labor a pesar de las burlas, apedreamiento y demás de parte de muchos, siendo sustituido en octubre de 1.935 por don Salvador Arias Castro, hombre infatigable en su servicio, destacándose mucho su labor, pues el porcentaje de Biblias que se vendían mensualmente era muy elevado hasta alcanzar casi un récord mundial en la Sociedad Bíblica.
Al comienzo de la guerra civil fueron prohibidas las reuniones en los lugares de culto, pero a fines de 1.936 se obtuvo el permiso para reanudar nuevamente los cultos en la calle de Luis Morote, reuniéndose entonces allí asimismo los creyentes de “La Puntilla” por carecer ellos aún del permiso oficial, pero los ataques no cesaron de un todo, asustando a los interesados que acudían a los cultos y el colportaje tuvo que suspenderse.
1.936-1.940 transcurrió sin mayores incidentes, pero en el año 1.941 un tropel de jóvenes que por varias semanas trataban de impedir la entrada a los interesados que acudían a los cultos en al calle Pablo Iglesias en la capital de Las Palmas y que asimismo obtuvo nuevamente permiso oficial, un domingo por la noche penetraron en el local destruyendo los himnarios. Fue éste el único acto de violencia habido y por lo que se sucedió de desaliento consiguiente para los que asistían que no eran aún creyentes fervientes, se decidió suspender los cultos allí, pero proseguir con la Casa Bíblica, cosa que asimismo tuvo que suspenderse más tarde por la incautación de las ediciones de la Sociedad Bíblica efectuada en la presencia del Cónsul Británico en Las Palmas. Poco después de esto se desalojó este local en Las Palmas.
En 1.943 los esposos Bartlett tuvieron que regresar a Inglaterra después de 18 años de servicio fructífero en los que la Obra creció bastante, prosiguiendo ésta adelante con el empuje en el testimonio de hermanos como el señor McGarva, siendo la “Casa Inglesa, Hogar para Marineros”, donde éste vivía con su familia, un lugar de entrañable comunión para los creyentes en aquellos días.
El testimonio de don Carlos Molloy, contable administrador inglés que residía en esta isla desde 1.931-1.950, se destacó grandemente. Apoyaba siempre todo lo positivo que se hacía, manteniendo una línea recta en medio de bastante confusión a veces.
Es de destacar cuánto colaboró este fiel hermano en los días de la postguerra, en los que se comportó como el valiente defensor del único baluarte que quedaba en el archipiélago, llegando a atender aun a los creyentes de la isla hermana de Tenerife cuando por motivos de su trabajo se trasladaba allí, reuniéndose con ellos en casas particulares.
Como nuestro amado hermano don Ernesto Trenchard escribió en un informe sobre las islas Canarias en septiembre de 1.971 –“dad al César lo que es del César”- dijo refiriéndose al señor Molly que: “Si hay asambleas hoy en las islas Canarias se debe mucho a su perseverante labor”.
Después de la guerra civil, la dueña del local en Luis Morote presionó para que lo desalojasen y el 23 de junio de 1.947, y después de 14 años, los creyentes volvieron a reunirse en “La Puntilla”, aunque con desagrado por la situación que este local tenía: algo arrinconada y aislada de la concurrencia.
En el año 1.948 fue arreglado el permiso para la celebración de los cultos nuevamente en “La Puntilla” –que era local de propiedad- y se anuló el de la calle de Luis Morote y Pablo Iglesias en la capital de Las Palmas.
¡Hoy consideramos con añoranza la pérdida del estratégico lugar de cultos en esta capital que tanto ha crecido, pero… en los planes de Dios, el resurgir de los principios novotestamentarios que en los corazones de algunos creyentes nunca habían sido abandonados, iba a ponerse de manifiesto en un lugar muy distante!
 
ALBORES, COMIENZO Y DESARROLLO DE LA OBRA EN TELDE…

(Manuel González Calvin)

(Continuará)

 

(Artículo publicado en la revista “Edificación Cristiana”, Núm 1, Año 1.976)

 

lunes, 3 de diciembre de 2012

Libro: “Iglesias vivientes” de John Williams (reseña de 1.975)


 

Pablo Wickham y Antonio Ruíz firman la sección de reseñas literarias donde aparece el comentario del libro “Iglesias vivientes” publicado por Editorial Literatura Bíblica de Madrid:

“He aquí un libro salido del círculo de las llamadas “asambleas de hermanos” con una frescura de visión que nos encanta. No es una apología de las citadas iglesias, sino un estudio de cómo funcionan en general haciendo continuas reflexiones sobre el modelo neotestamentario para ver “si esas cosas son así” según el pensamiento de Dios para la iglesia local. El autor no es ciego, ni mucho menos, a los fallos de los llamados “Hermanos”, sino que, muy al contrario, descubre en qué estamos siguiendo tradiciones de hombres casi como dogmas y en qué realmente estamos siguiendo lo que es la Palabra de Dios.
Por otra parte, el autor se muestra convencido de que –en general- el movimiento que describe tiene muchísimas posibilidades de caminar cerca de la voluntad de Dios para las iglesias por la capacidad de cada iglesia local para escoger en el temor del Señor su propio camino, sin que nadie le imponga decisiones humanas por medio de algún sínodo u organización de cualquier clase que sea. La iglesia que realmente quiera despojarse de añadidos contrarios a la frescura viva de la Palabra lo puede hacer cuando lo decida por sí misma, con la responsabilidad de dar cuenta sólo a su Señor. Así que no es una apología –como decimos más arriba- de “nuestras” iglesias tal como somos, sino una exposición de lo que el Nuevo Testamento enseña según lo ve el autor, un análisis de lo cerca o lo lejos que de ello están nuestras iglesias y, por fin, una valoración gozosa de las posibilidades tan grandes dentro de un círculo de iglesias que sólo al Señor reconocen como Cabeza.

En esta línea de posibilidades, el libro que comentamos es una valiosa aportación, pues con claridad insobornable nos señala qué es lo que él ve como “tradiciones acumuladas” sin base bíblica y qué es lo que considera verdaderamente basado en los principios de la Palabra de Dios. Al mismo tiempo, el autor nos dice cuál es su propia opinión al respecto en cuanto a prácticas, así como lo que él ha observado en las iglesias que conoce personalmente, en las enseñanzas de la historia del llamado “movimiento de los hermanos” y en las opiniones de sus portavoces más dignos de crédito a través de los tiempos. Es sumamente interesante leer las citas que trae a colación de hombres como Ellison, Darby, Bruce, Müller, Groves, Howley, Hogg, Craik, Borlase, Vine, etc, todos ellos enseñadores muy conocidos en el campo de las “asambleas de hermanos”, así como citas de otros de fuera de ese campo reconocidos por su erudición y honestidad exegética.

Pero el libro no es sólo opiniones, estudios o citas del Nuevo Testamento y de eruditos, sino que tiene un peso espiritual realmente animador. Se nota que el autor (conocido además por algunos de los editores) es un hombre de Dios que ama la Palabra, practica lo que cree y ama a sus hermanos con un amor que ejerce cotidianamente. Se descubre casi en cada página que estamos ante un corazón de pastor-maestro auténtico con una sabia combinación de conocimiento teórico (si cabe esta expresión) y práctica abnegada cotidiana. Leyéndolo podremos aprovechar o no muchas de sus sugerencias concretas, pero tanto si las aprovechamos como si no, hay algo que es seguro, que nos hará bien: el haber reconsiderado, muy seriamente y con lucidez, temas que a todos nos atañen muy directamente y sin concesiones a lo fácil ni a lo cómodo según el gusto de cada uno. Algunos de los editores de España usaron el libro en su primera edición inglesa para tener sus coloquios con otros hermanos en sus iglesias y testifican del gran provecho recibido por todos ellos.

Como advierten los editores de la traducción que comentamos, ni ellos ni el autor esperan ni desean que este libro llegara a ser normativo para nadie. La única norma válida para las iglesias es el Nuevo Testamento. Lo que sí que podemos asegurar desde aquí es que el libro dice mucho y de calidad. El que no nos identifiquemos necesariamente con cada punto del texto, no significa quitarle valor, sino sentar –como siempre hacemos- el principio de poder discrepar en la interpretación de aquellas prácticas que –aún en el Nuevo Testamento- no encontramos irrefutablemente claras. Pidamos al Señor que nos dé sabiduría para hallar luz en estos puntos no muy claros, y, entretanto, demos muchas gracias por libros como éste que nos proporcionan tan valiosas herramientas para ver más claro y para amarnos mientras llegamos a conclusiones de diferentes matices.

Para terminar diremos que la traducción de Santos García Rituerto, a quien tenemos el honor de contar como asiduo colaborador en estas páginas, es una traducción de verdad: por una parte exacta, y esto ya le da un gran valor; por otra parte es castellano de verdad, y esto acrecienta su valor y su comprensión rápida, cosa que no siempre acontece con las traducciones que –muchas veces- son más inglés castellanizado que verdaderas traducciones. Muchas gracias, pues, al querido hermano y verdadero poeta cristiano.”
 
(Publicado en la revista “Edificación Cristiana”, nº6, año 1.975)