“La
iglesia en La Orotava, Tenerife.
“El Señor viene”, 1ª de Corintios 16:22.
Esta es la esperanza y mirada al futuro, hoy que se habla tanto acerca de los
tiempos venideros, de la pequeña Asamblea enclavada en La Orotava, villa de
35.000 habitantes que le da nombre al hermoso Valle, que como vigía preside el
pico del Teide (la montaña más alta de España con sus 3.172 metros de altitud),
hoy nevado, y que culmina en las pobladas playas y piscinas del Puerto de la
Cruz. Mientras llega ese momento tratamos de vivir y predicar el Mensaje de las
Buenas Nuevas, que ha hecho cambiar las vidas a cerca de medio centenar de
almas que nos congregamos en la Capilla propia que tenemos a 2 kilómetros de la
Villa. Ahí celebramos los cultos de Partimiento, Predicación, Oración y Estudio
Bíblico, juntamente con una nutrida asistencia de niños en la Escuela
Dominical. Los cultos de damas se celebran fuera de la “Sala” en dos casas de
creyentes con el objeto de alcanzar a más señoras, como así lo demuestra el
hecho de llegar a reunirse más de veinte.
En el transcurso del tiempo hemos tenido reuniones en diferentes pueblos de
alrededor sin que hayamos desistido al presente de continuar haciéndolo, pero
sin resultados visibles de establecer Obra allí. Esta es nuestra pena, pues
somos la única Asamblea no sólo en la isla de Tenerife, sino en toda su provincia
que comprende también las islas de La Palma, Gomera e Hierro. Parece que por
ahora no está en los planes de Dios, pues todas las veces que lo hemos
intentado no ha habido resultados positivos.
Los orígenes del Evangelio en las islas, según entiendo, se pierden en la noche
de los recuerdos de los hermanos que ya están con el Señor, y al parecer se
remontan a principios del siglo actual, cuando hermanos ingleses pertenecientes
a Asambleas vinieron a trabajar aquí, y se dedicaban en “sus ratos libres” a
testificar, llegándose a establecer algunas Asambleas que debido a no haber una
labor de continuidad en su atención y cuidado derivaron a otras denominaciones.
Una muestra de lo que digo lo dará, lo que ocurrió en nuestra Capilla hace
algunos años. Nos visitaba un viejo hermano inglés, hoy ya con el Señor y cuál
no sería su sorpresa al descubrir que un armonio que él había traído unos 40
años atrás, estaba en nuestra iglesia y ¡todavía sonaba bien!
Rogamos vuestros pensamientos para que
nuestra soledad y distancia se vean acortadas por la oración y presencia de los
hermanos peninsulares que vienen a las Islas Afortunadas.”
(Redactado
por Luis Bernad en el año 1.976 para la revista “Edificación Cristiana”, núm 2,
año 1976)
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