"La
obra del Señor aquí, en Vigo, data ya de los principios de este siglo; pues
allá por el año 1.910 llegaron a Galicia un grupo de hombres de Dios que han
sido los primeros "pioneros" que abrieron los surcos en esta tierra
gallega, la cual estaba "reseca y dura" por el desconocimiento de
Dios y el evangelio de Su Gracia. Uno de dichos pioneros (además de otros que
trabajaron en otros pueblos) se llamaba don Tomás Berkley, con su esposa doña
María; estos abnegados siervos de Dios, juntamente con algunos creyentes que ya
había en Vigo, fueron los que edificaron la Capilla Evangélica en la calle Pi y
Margall (hoy General Aranda, 25), la iglesia iba creciendo por la fidelidad de
aquellos que habían encontrado en Cristo a un Salvador perfecto y eterno que a
la vez llenaba por completo los corazones y las almas de todos aquellos que le
aceptaban y le seguían para servirle con gozo y con honra; ya que el testimonio
evangélico siempre ha sido muy notable en esta ciudad, pues realmente los
siervos del Señor que al principio vinieron a Galicia no solamente han
entregado una doctrina sana y santa, sino que "han enseñado todo el
consejo de Dios".
Este
siervo de Dios, don Tomás, tuvo la visión de extender el Evangelio por las
afueras de la ciudad, y muy en seguida se abrió Obra en San Vicente de
Trasmañó, Morgadanes, Oleiros, San Pedro de Sárdoma y Lavadores, etc.
Allí,
en Sárdoma, los vecinos vinieron a buscar a don Tomás para que fuera a dicha
Aldea a predicarles el Evangelio (pues se habían enfadado con el cura) y para
ello prepararon el Salón "La Aurora de Sárdoma" (era un salón
vecinal), luego, a los pocos meses, harían las "paces" con el cura y
todo quedaba sin efecto; sin embargo, aquellos buenos vecinos han puesto los
bancos que habían construido para dicho salón a la disposición de don Tomás.
Allá por el año 1.933, don Tomás, juntamente con los hermanos de calle Pi y
Margall, 31, se acercaron a la zona de Lavadores y comenzaron a predicar el
Evangelio al aire libre en los barrios y en las eras.
El
Señor ha bendecido la "semilla" de Su santa Palabra, y varios vecinos
aceptaron el Evangelio de la gracia de Dios; luego ya se predicaba no solamente
al aire libre, sino que había buenas oportunidades de visitar en las casas
aquellos familiares de los nuevos convertidos, a los cuales se le testificaba
del grande amor del Señor.
Cuando
ya había un buen grupo de creyentes en esta zona, don Tomás alquiló un bajo de
una casita, se acondicionó un poquito, y una vez por semana se tenía un culto
de evangelización; muchos se burlaban, "pero el Señor seguía añadiendo a
la Iglesia a los que se salvaban". Luego se hicieron cultos también el
domingo hasta que al estallar el Movimiento quedó clausurado este local. Pero
todos los creyentes siguieron con el testimonio en la calle G. Aranda, 31. En
el año 1.938, era promovido a la casa del Padre, en Inglaterra, don Tomás
Berkley, y después, en el año 1.940, lo sería doña María, la cual ha sido sepultada
en San Vicente, después de servir al Señor cuarenta años en España.
(Continuará)
(Redactado por Josué González y publicado en la revista "Edificación Cristiana", núm 4, año 1.976)
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