Hace unos años que nuestro amado hermano don Ramiro Vázquez Rivas
reside en Perlío, con su señora, hijos y nietos. También los tiene en Ares, en
donde su obra para el Señor y el servicio al pueblo de Dios es motivo de
constante agradecimiento. Pero en Perlío, después de reuniones regulares en
casa, acaba de inaugurar en el mes corriente de mayo un local adjunto a su
casa, expresamente preparado para atraer a los vecinos. Oremos que esta obra
traiga bendición a las almas. La industria de los astilleros y el afán de esta
vida produce mucho materialismo en aquel pueblo. ¡Cuán importante, pues, es el
privilegio de ser “Sal de la tierra” y “Luz del mundo”!
En conclusión, al elevar a Dios nuestro ¡EBENECER!, recordemos lo que
nos manda el Señor de la mies: “Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis
tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en
pie delante del Hijo del Hombre” (Lc 21:36). “He aquí yo estoy con vosotros
todos los días, hasta el fin del mundo” (Mat. 28:20)
(Publicado por Jorge de M. Davis en “Edificación Cristiana”, año
1.977, núm. 5)
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