A MODO DE CONCLUSIÓN
Tiempo y espacio me
faltan para seguir historiando esos modernos actos de apóstoles, más
apasionantes que lo que narra Borrow en su "Biblia en España". Si
Dios quiere, puede que lo haga más adelante, con nuevos materiales que
descubra. Mientras tanto, cabe que alguien se pregunte: ¿Y qué queda -hoy día-
de tantos esfuerzos y sacrificios para evangelizar a toda España en el espacio
de una generación? Primero, no olvidemos que entre 250.000 y 300.000
compatriotas de aquel entonces oyeron la Buena Noticia. Luego, reconozcamos que
la mucha extensión de la obra en superficie (en más de 40 provincias) perjudicó
evidentemente al establecimiento y posterior cuidado de asambleas bien
arraigadas en su entorno social. Los misioneros responsables pensaron que con
reconocer "ancianos" en cada lugar (siguiendo el modelo apostólico)
bastaría. Parece que no tuvieron en cuenta nuestra realidad socio-cultural y
económica, por una parte, y por otra el hecho de que "presbyteroi"
(los que vigilan amorosa y atentamente el rebaño) de la era apostólica eran -
por lo general- creyentes ya asentados en la revelación del A. T., que
aceptaron a Jesús y que luego eran continuamente formados por cartas y visitas
personales de los Apóstoles y de sus inmediatos colaboradores.
El dilema no
consistía en "evangelizar o edificar", sino en saber cómo simultanear
ambas actividades, en medio de las circunstancias particularmente adversas que
ejercitaban la fe de los obreros evangélicos día tras día. Con distintos datos,
sigue siendo un problema actual.
Diremos finalmente
que, hoy día, aún quedan descendientes espirituales de aquella "Primitiva
Iglesia Cristiana". Dentro del campo de las Asambleas, citemos dos de
Madrid (en calle Duque de Sesto y Puente Vallecas), posiblemente las de Béjar y
la Puebla de Cazalla; y la de Camas, que dio lugar, posteriormente a otras tres
asambleas sevillanas. En sus inicios (allá por los años 1.917 al 20), la
"Misión Evangélica Española" de Valdepeñas se benefició del ejemplo y
de los esfuerzos evangelizadores de doña Julia Jones. Y otros beneficiados
fueron los distintos grupos bautistas en Badajoz, Albacete, Pétrola, Lérida,
Huesca y Barcelona.
Lo que antecede no
sólo es rigurosa historia, sino un abnegado ejemplo y un auténtico desafío para
nosotros.
(Fin)
(Redactado por
Pablo Enrique Le More y publicado en la revista "Edificación
Cristiana", marzo-abril de 1.981)
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