... En menos de un
año pasamos nosotros del proyecto, que nos parecía utópico, a la inauguración
de una capilla hermosa, magníficamente bien ventilada e iluminada con tres
habitaciones, además, para usos auxiliares o vivienda. Queremos hacer constar
nuestra gratitud hacia todas las iglesias y hermanos que nos sostuvieron con
sus oraciones y donativos para que pudiéramos ahcer todas las obras de
adaptación del edificio, mobiliario, etc. "¡Mirad cuán bueno y delicioso
es habitar los hermanos igualmente en uno!"
Hermanos de Toro, Benavente, Pobladura, La Torre, Villalpando, El Maderal, Toral de los
Guzmanes, León, Valladolid, Salamanca, Béjar, Madrid y hasta de Inglaterra,
y buena concurrencia de amigos y simpatizantes de la ciudad, llenaban el local
hasta abarrotar no sólo la capilla, sino también las dependencias interiores,
donde habíamos instalado un buen servicio de altavoces.
Fue un día muy
lleno. El culto inaugural, a cargo de don
Ernesto Trenchard y don Eric Bermejo, duró dos horas y media, soportadas a
pie firme por buena parte de la concurrencia. Luego los efusivos saludos de los
hermanos visitantes, con muchos de los cuales no nos veíamos desde hace mucho
tiempo. Salida a un campo inmediato, donde la mayoría comimos, disfrutando de
una temperatura deliciosa. El tiempo se nos hizo corto. Pronto hubo que interrumpir
los saludos y conversaciones para reunirnos de nuevo en la capilla en un culto
juvenil, donde don José Manuel González
nos dirigió un magnífico mensaje. Tras un pequeño descanso, nueva reunión para
anunciar el evangelio por boca de don
Audelino González y don Federico Sancho. La juventud de León ayudó cantando
algunos himnos a cuatro voces en cada culto. Eran las ocho y media cuando
acabábamos los cultos de un día lleno de gozo extraordinario.
En días sucesivos
la capilla se vio muy concurrida por curiosos; pero la principal satisfacción
nos la dio un amigo que asistió por primera vez a un culto el día de la
inauguración y que, yendo en su coche, al recordar lo que había oído, su
corazón fue compungido por el Espíritu Santo, y en medio de la carretera lloró
y pidió al Señor lo aceptase como su hijo. Quiera Dios que éstas sean las
primicias de una cosecha abundante.
Cuando escribimos
esta crónica siguen los cultos muy concurridos. Muchos son curiosos que se van
pronto. Otros, sin embargo, quedan y están asistiendo con regularmente. Orad
por nosotros, hermanos, para que el Señor nos dé gracia y sepamos presentar su
Evangelio con sabiduría y poder de lo Alto.
(Rodolfo González)
(Publicado en la
revista "Edificación Cristiana", Mayo-Julio de 1.966)
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