"...Aquí en la ciudad
hay también mucho por lo que estar animados. El número de reuniones se ha
reducido debido al gran calor, pero algunos de aquellos que han ido asistiendo
a las reuniones desde el principio han tomado definitivamente una posición del
lado del Señor. Son despreciados por muchos de sus vecinos y amigos, pero están
siendo respetados, y están muy felices por el nuevo gozo encontrado.
Un hombre y su
esposa eran unos católico romanos muy estrictos, y realmente muy buenas
personas. Cuando una vecina le pidió a la mujer venir a una reunión, ella
respondió, "No, ni aunque me dieras cinco dólares entraría en esa
casa". Ahora los dos se regocijan en el Señor Jesús como su propio
Salvador personal.
Hace unos días el
padre llamó a sus hijos alrededor de él, y sacando su Nuevo Testamento del
bolsillo, dijo, "Esto es lo que quiero que todos sigáis un día. Desearía
que no volvierais a entrar a una iglesia católica de nuevo. ¿Quién habría
pensado que llegaría un día en el que os pidiera no entrar allí?; pero el día ha
llegado, y lo que quiero es que aprendáis de este Libro y sigáis sus
enseñanzas".
Este hombre y su
esposa están sufriendo mucho de sus familiares. Todos son muy fanáticos, y
miran a esta pareja como si estuvieran condenados, y enseñan a sus sobrinos y
sobrinas a despreciarlos. Ellos encuentran esto muy difícil de soportar, porque
antes los respetaban.
Otro pareja casada
fueron amenazados con ser echados de su casa, pero no pudieron porque ellos
siempre habían pagado su alquiler y no había quejas contra ellos.
Como contraste a todo
esto mencionaré que la escuela abierta por los frailes en oposición a nosotros,
ha sido cerrada.
Hubo mucho jaleo,
pero en vez de tener el efecto deseado de hacernos mudarnos, molestó tanto a
los vecinos de enfrente que ellos tuvieron que irse.
Reuniones de
mujeres.
Las celebramos los
lunes por la tarde. Muy pocas asisten, porque muchas tienen miedo de ser vistas
viniendo a la casa. Pero aquellas que vienen están ansiosas por aprender más.
El viernes por la
tarde una pequeña reunión se celebra en una de sus casas. Otras viviendo en la
misma calle se animan a venir. Algunas traen sus tareas y así no pierden el
tiempo.
Una tarde nos
pidieron celebrar la reunión en un pequeño patio en la parte de atrás de una
casa. La razón que nos dieron fue que una joven que había sido monja, y que
había expresado el deseo de oír el evangelio, tuviera la oportunidad de
hacerlo.
Esta joven tenía
una historia muy triste. Entró en un convento saludable y fuerte, pero después
de tres años allí regresó muy enferma a su casa. Se iba recuperando pero no del
todo, porque no estaba bien de los nervios. No tenía libertad ni felicidad. Su
madre, que es muy rica, casi la deja morir de hambre, y para conseguir comprar
las medicinas, esta joven tiene ahora que trabajar duro haciendo gorritos para
bebés para ganar 5 d. al día. Al haber oído a las vecinas cantar esas palabras
tan bonitas sintió que eran la verdad, y estaba deseosa de oír más; así que
ahora cada semana ella escucha el mensaje del evangelio desde detrás de una
pequeña ventana en el muro que linda con el patio.
¡Oh, el horror de
los católicos, y el horrible estado de muchas almas en esclavitud!. La madre de
esta joven está constantemente dando dinero a monjas y frailes que piden
limosna. Le dice a su hija que cuando muera le dará un gran funeral, muy caro.
Entonces todos hablarán de ella, y eso será una "buena obra".
Mientras tanto su hija está muriendo de hambre y negligencia, porque su madre
está enfadada con ella por haber regresado del convento.
¿Está la madre
satisfecha con su religión? No, el otro día dijo, "No creo en Dios, ni en la
iglesia, ni en nada, Satanás me tiene en sus garras".
Oro para que la
hija pueda creer y así encuentre descanso. Que ella venga a Jesús ahora y
acepte la Salvación como un regalo gratuito.
Alabamos a Dios por
el privilegio que nos da de servirle en este país. Seguramente uno de los
resultados del Avivamiento será que muchos más servirán al Señor donde él
quiera. No lo posterguéis queridos amigos porque "el tiempo es
corto".
Suya en su
servicio,
Annie E. Vaughan"
(Publicado en la
revista "Gleanings from Spain", núm 9, septiembre de 1.905, traducido
del inglés)
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