lunes, 17 de marzo de 2014

Noticias desde Murcia (II parte), Agosto de 1.905




"...Aquí en la ciudad hay también mucho por lo que estar animados. El número de reuniones se ha reducido debido al gran calor, pero algunos de aquellos que han ido asistiendo a las reuniones desde el principio han tomado definitivamente una posición del lado del Señor. Son despreciados por muchos de sus vecinos y amigos, pero están siendo respetados, y están muy felices por el nuevo gozo encontrado.

Un hombre y su esposa eran unos católico romanos muy estrictos, y realmente muy buenas personas. Cuando una vecina le pidió a la mujer venir a una reunión, ella respondió, "No, ni aunque me dieras cinco dólares entraría en esa casa". Ahora los dos se regocijan en el Señor Jesús como su propio Salvador personal.

Hace unos días el padre llamó a sus hijos alrededor de él, y sacando su Nuevo Testamento del bolsillo, dijo, "Esto es lo que quiero que todos sigáis un día. Desearía que no volvierais a entrar a una iglesia católica de nuevo. ¿Quién habría pensado que llegaría un día en el que os pidiera no entrar allí?; pero el día ha llegado, y lo que quiero es que aprendáis de este Libro y sigáis sus enseñanzas".

Este hombre y su esposa están sufriendo mucho de sus familiares. Todos son muy fanáticos, y miran a esta pareja como si estuvieran condenados, y enseñan a sus sobrinos y sobrinas a despreciarlos. Ellos encuentran esto muy difícil de soportar, porque antes los respetaban.

Otro pareja casada fueron amenazados con ser echados de su casa, pero no pudieron porque ellos siempre habían pagado su alquiler y no había quejas contra ellos.

Como contraste a todo esto mencionaré que la escuela abierta por los frailes en oposición a nosotros, ha sido cerrada.

Hubo mucho jaleo, pero en vez de tener el efecto deseado de hacernos mudarnos, molestó tanto a los vecinos de enfrente que ellos tuvieron que irse.

 

Reuniones de mujeres.

Las celebramos los lunes por la tarde. Muy pocas asisten, porque muchas tienen miedo de ser vistas viniendo a la casa. Pero aquellas que vienen están ansiosas por aprender más.

El viernes por la tarde una pequeña reunión se celebra en una de sus casas. Otras viviendo en la misma calle se animan a venir. Algunas traen sus tareas y así no pierden el tiempo.

Una tarde nos pidieron celebrar la reunión en un pequeño patio en la parte de atrás de una casa. La razón que nos dieron fue que una joven que había sido monja, y que había expresado el deseo de oír el evangelio, tuviera la oportunidad de hacerlo.

Esta joven tenía una historia muy triste. Entró en un convento saludable y fuerte, pero después de tres años allí regresó muy enferma a su casa. Se iba recuperando pero no del todo, porque no estaba bien de los nervios. No tenía libertad ni felicidad. Su madre, que es muy rica, casi la deja morir de hambre, y para conseguir comprar las medicinas, esta joven tiene ahora que trabajar duro haciendo gorritos para bebés para ganar 5 d. al día. Al haber oído a las vecinas cantar esas palabras tan bonitas sintió que eran la verdad, y estaba deseosa de oír más; así que ahora cada semana ella escucha el mensaje del evangelio desde detrás de una pequeña ventana en el muro que linda con el patio.

¡Oh, el horror de los católicos, y el horrible estado de muchas almas en esclavitud!. La madre de esta joven está constantemente dando dinero a monjas y frailes que piden limosna. Le dice a su hija que cuando muera le dará un gran funeral, muy caro. Entonces todos hablarán de ella, y eso será una "buena obra". Mientras tanto su hija está muriendo de hambre y negligencia, porque su madre está enfadada con ella por haber regresado del convento.

¿Está la madre satisfecha con su religión? No, el otro día dijo, "No creo en Dios, ni en la iglesia, ni en nada, Satanás me tiene en sus garras".

Oro para que la hija pueda creer y así encuentre descanso. Que ella venga a Jesús ahora y acepte la Salvación como un regalo gratuito.

Alabamos a Dios por el privilegio que nos da de servirle en este país. Seguramente uno de los resultados del Avivamiento será que muchos más servirán al Señor donde él quiera. No lo posterguéis queridos amigos porque "el tiempo es corto".

Suya en su servicio,

Annie E. Vaughan"
 

(Publicado en la revista "Gleanings from Spain", núm 9, septiembre de 1.905, traducido del inglés)

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