"Alagón.
Una brillante y
soleada mañana, nos dirigimos hacia este pueblo, que es bastante grande, y que
habíamos visitado hace algunos meses. Entrando en el pueblo no sabíamos qué
camino seguir, ya que la srta. Heighes no podía recordar la calle donde había
estado antes. Justo en ese momento una joven se acercó y nos preguntó si
estábamos perdidas, luego amablemente nos llevó hasta la casa donde habíamos
tenido las reuniones antes. Le agradecimos al Señor por enviárnosla justo en el
momento oportuno. Al llegar a la puerta nos dimos cuenta que estaba cerrada, y
la mujer había salido, y no llegaría a casa hasta tarde. De nuevo el Señor nos
protegió y nos guió a otra casa donde ellos estaban deseosos de tener una
reunión...[nota del traductor: mancha blanca en la fotocopia, se deduce que las
misioneras van a comer antes de celebrar la reunión] ... No muchos minutos más
tarde un joven pasó por el camino con sus herramientas sobre sus hombros; acababa
de terminar de trabajar e iba a casa para comer. Nos deseó un buen día,
preguntándonos que de dónde éramos. Le respondimos que de Pedrola, y él nos
miró asombrado, y dijo, "No, no de Pedrola porque su forma de hablar es
tan extraña". Entonces le explicamos que vivíamos en Pedrola, pero que
veníamos de Inglaterra. "¡Oh¡", dijo él, "nunca he oído de ese
país. ¿Está lejos?" Le preguntamos si él había oído sobre Jesús y el
Cielo, él nos contestó que cuando iba a la escuela había oído sobre los santos,
la Virgen y cosas como esas. "¿Conoces el camino al Cielo?", "Bien", dijo él, "no puedo
decirles porque nunca he muerto y vuelto a la vida". No podíamos dejar de
sonreír ante su extraña respuesta, pero escuchó muy atentamente mientras le
hablábamos de Jesús, quien dijo: "Yo soy el Camino". Sabiendo que él
podía leer, le dimos un folleto, y siguió su camino pensando sobre los que
había oído. Después de un breve descanso y refresco y agradeciendo al Señor la
oportunidad de sembrar la semilla por el camino, regresamos a la casa y
encontramos algunos hombres y mujeres reunidos para oír la Palabra de Dios.
Cantamos algunos himnos que atrajeron a otros para entrar, luego leímos algunos
versos y explicamos el camino de la salvación. Algunos estuvieron interesados y
oyeron por primera vez; otros se siguieron hablando y preguntando toda clase de
preguntas.
Repartimos algunos
folletos y dos Testamentos, que fueron recibidos con gratitud, y creemos que serán de bendición."
Foto: Vista de Alagón (Zaragoza)
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