EVANGELIZANDO EN CATALUÑA
Después
de testificar juntos Gould y Lawrence, en Madrid, este último decidió
trasladarse a Barcelona para proseguir los trabajos de evangelización que había
empezado en la Ciudad Condal, unos cinco años antes (en 1.864), en los
difíciles tiempos del reinado de Isabel II, la “de los tristes destinos”.
Al
carro bíblico y blindado, al que alude el polígrafo montañés, Lawrence pronto
añadió otro. Se trataba de un carro más grande, tirado por caballerías, como
puede desprenderse del relato mencionado al principio.
Sin
embargo, es curioso que don Marcelino nos presente a esos carros como “bíblicos
y blindados”, ya que bíblicos sin duda lo eran, pero, dudamos mucho que fueran
“blindados”, a tenor de lo que Lawrence nos cuenta en sus cartas. Es a este
mismo respecto que el misionario escribe: “El coche bíblico está realizando una
noble tarea. Ya hace dos meses que estamos visitando las localidades situadas
entre esta ciudad –Barcelona- y Madrid, y de Madrid a Alicante y Valencia,
donde ahora permanecemos… Como el coche bíblico había hecho algún camino en
dirección a Tarragona, alguien disparó, visando la ventana de delante. La bala
sólo mordió un poco la parte de encima, la cual está recubierta de zinc.
Llegamos a nuestro destino felizmente y tuvimos una buena venta.”
Lawrence
relata también lo ocurrido en uno de sus viajes de evangelización por la
provincia de Barcelona, particularmente en Igualada, donde sucedió algo muy
grave, que el misionero resume en estos términos:
“Los
enemigos robaron las Biblias y empezaron a quemarlas, así como la tienda, pero
dos hombres muy valientes se presentaron con grandes cuchillos y lograron
hacerles huir. Se derramó sangre, pero no hubo muertos y, como la guarda llegó
pronto, nuestros hermanos y su tienda fueron librados.”
Durante
meses y meses Lawrence y sus compañeros de ministerio, utilizaron los carros
bíblicos para evangelizar las regiones que todavía no habían sido alcanzadas
con el mensaje de la cruz. Los tiempos no eran fáciles, ya que, algunas
provincias estaban ocupadas en buena parte por las tropas carlistas.
EN UN
LUGAR DE LA MANCHA…
A pesar
de los evidentes peligros, y conscientes de que la región manchega sería como
una piedra de toque para su ministerio,
los misioneros se internaron en la provincia de Ciudad Real, hasta llegar a la
localidad de Campo de Criptana.
Tanta
fue la bendición y tan manifiesta la respuesta al mensaje de Cristo, que
Lawrence decidió “parar el carro” y abrir una Sala Evangélica, con el fin de
predicar el Evangelio en aquella localidad.
Es
fácil imaginar, sin embargo, que aquel intento de establecer testimonio
evangélico en la Mancha suscitara la más feroz oposición de los adversarios.
En
efecto, después del desfile de una procesión por el lugar, se produjo un
tumulto, y una muchedumbre se dirigió hacia la Sala Evangélica para apedrearla.
El señor Lawrence y su familia fueron insultados y apedreados cuando salieron
de su domicilio. Luego, le detuvieron durante veinticuatro horas, y el alcalde
de la localidad ordenó el cierre de la Sala Evangélica, y por varios meses no
pudieron celebrarse cultos. Finalmente el Ministerio de Gobernación ordenó la
reapertura del culto ordenando incluso que los misioneros y la Sala Evangélica
fueran protegidos por las autoridades locales.
DOS
ASAMBLEAS Y DIEZ ESCUELAS
Junto a
esta actividad evangelizadora por diversas regiones, el señor Lawrence y sus
colaboradores pensaron seriamente en abrir un lugar de testimonio permanente en
la Ciudad Condal. A tal fin, empezó a celebrar reuniones en su domicilio, de la
calle San Juan. Debido a la gran asistencia, decidió abrir una Sala Evangélica
en la calle San Gabriel, en la barriada de Gracia. Al propio tiempo, y haciendo
honor a su visión evangelizadora alquiló unos locales muy espaciosos en el
centro de la ciudad, en la calle Ferlandina, cerca de la importante Ronda de
San Antonio, y no lejos de la Plaza Universidad.
Septiembre
de 1.869 vio nacer la primera Asamblea evangélica en Barcelona, cuyos miembros
estaban repartidos en San Gabriel y Ferlandina. Así empezó una obra que, al
cabo de un siglo ha ido multiplicándose en la Ciudad Condal, convirtiéndose en
muchos lugares de testimonio en la propia capital y localidades cercanas.
Lawrence
no se contentó con predicar el Evangelio en aquellos locales. Su clara visión
de las necesidades del pueblo, le llevó a abrir unas escuelas evangélicas. Esta
obra tan especial, sólo puedo llevarla a cabo gracias a la colaboración de los
señores Fenn y Payne, los cuales habían llegado a Barcelona en 1.870, después
de una estancia de seis meses en Madrid. El comienzo, como casi todos los
comienzos, fue muy humilde, pero es muy interesante leer de su propia pluma, lo
que Lawrence relata a este respecto: “Me di a la oración para empezar este
trabajo y hallé a alguien que estaba preparado para el mismo. Se trataba de un
hombre lisiado que había recibido una Biblia hacía muchos años… Después de la
revolución hallé a esta persona enseñando a seis o siete niños y le propuse
ayuda con el fin de que preparase niños para su escuela. Pronto la habitación
en donde enseñaba fue demasiado pequeña y, después de algún tiempo de espera y
prueba de mi fe, pude lograr un “Café Chantant”, comprando todos los enseres.
Esta compra se efectuó gracias a un donativo de amor.
Muy
pronto el local se llenó, y algún tiempo después este lugar fue cambiado por
otro más espacioso, donde empezó una escuela para niñas que estuvo a cargo de
una de nuestras hermanas. Este fue el comienzo de las notables escuelas
establecidas en Barcelona, por las que deseo dar gracias a Dios y tomar aliento
para seguir adelante con el propósito de establecer centenares de ellas.”
El
conocido siervo de Dios, don Jorge Müller, fundador del orfanato de Bristol, se
interesó por la extensión de la obra de las escuelas evangélicas. A fines de
1.878 hizo una visita a Barcelona para poder comprobar por sí mismo el progreso
de aquella labor docente. Es en su “Autobiografía”, que el señor Müller,
expresa sus impresiones sobre aquella obra, diciendo:
“Llegamos
a Barcelona en donde permanecimos unos quince días… Pudimos visitar las diez
escuelas organizadas en dicha ciudad, bajo la superintendencia de don Enrique
Payne. Durante nuestra inspección de las mismas, hallamos 756 alumnos, casi
todos de familias católicas, lo cual daba especial valor a estas escuelas.”
LA
TERRIBLE FIEBRE AMARILLA... (Continuará)
Miguel Valbuena (Revista “Edificación Cristiana”,
Marzo-Abril 1.982)
Nota: Recientemente el Centro
de Formación Bíblica de Madrid publicó "El Evangelio en España", de George
Lawrence, traducido del inglés por Catalina Redman de Wickham.
El Evangelio en
España . George
Lawrence. CEFB. 2011. P.V.P. 9 €.
Pedidos: Librería Emanuel. C/ Real de
Arganda nº 48, 28031, Madrid. Teléfono: 913310840 / FAX: 913315565.
Webs: http://www.libreriaemanuel.es o también http://libreriaemanuel.org/
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