El día
había amanecido templado en la Ciudad Condal. Pero, los ánimos no lo estaban
tanto. La visita de Amadeo I de Saboya, rey de España, podía producir un cambio
de clima. En efecto, al júbilo de los partidarios del rey “extranjero”, podía
oponerse la violencia de los partidarios de Isabel II, a la sazón exiliada en
Francia.
La
comitiva real discurría por las calles del casco antiguo de la ciudad, entre
una abigarrada multitud que anhelaba ser testigo de un acontecimiento tan
singular. Más singular, si cabe, fue el testigo que, sin querer, protagonizó
una de las escenas más curiosas ocurridas durante aquella regia visita a
Barcelona.
Nos
referimos a Jorge Lawrence, el misionero inglés que, desde hacía algún tiempo,
realizaba un trabajo pionero de evangelización, utilizando unos medios muy
originales, tales como unos carros, a
los que el polígrafo Menéndez y Pelayo apoda “blindados”.
EN LA
COMITIVA REAL.
Pero,
dejemos que el propio Lawrence, nos relate lo ocurrido. "Aunque yo quise convencerle que los caballos no podían ser
dirigidos sin peligro hacia la muchedumbre, particularmente en el momento que
el rey iba a pasar, no tuvimos más remedio que obedecer al guardia. Dimos la
vuelta y, antes de que yo me diera cuenta, los caballos y el coche se habían
colocado, precisamente en medio de la comitiva de carruajes que seguían al rey,
y muy pocos detrás del carruaje real.
Inmediatamente,
pudimos oír decir a la gente: “Mira,
mira! Es el coche protestante”. Una vez entre la comitiva, me di cuenta que el
Señor lo había preparado todo, y empecé a distribuir Evangelios los espectadores. Muchos de los soldados no
pudieron resistir a la tentación de acercarse para lograr algún libro, y a lo
largo de todo el camino de las calles principales, los espectadores mostraron
mucho interés por obtener la literatura que ofrecíamos."
“Muchos
que nos reconocieron, parece que gozaron de aquel espectáculo, tomándolo como
una señal de nuevos tiempos en la historia de la nación. El carruaje que nos
seguía, trató de una ocasión de cortarnos el camino, pero nosotros cuidamos que
nuestras caballerías guardasen el debido orden, pues por nada del mundo hubiera
consentido perder aquel lugar tan valioso para esparcir el conocimiento de mi
amado Salvador.
Dos
días después, volviendo de distribuir literatura, hallamos al rey y sus
generales. Cuando los cruzamos, él lanzó una buena mirada al coche bíblico y al
propio tiempo yo pasé al carruaje real cuatro Evangelios. Uno de los generales
los tomó con una sonrisa, dándoselos al Soberano.”
Para
una mejor comprensión de este suceso, bueno será decir que Lawrence, desde el
comienzo de su ministerio en España, tuvo la original idea, con su compañero
Gould, de utilizar una especie de carrito de mano que podía transformarse en
vitrina, y del que, de forma muy ingeniosa, se podía colgar grandes textos
bíblicos. Menéndez y Pelayo, no sin cierta ironía, alude a este instrumento de
trabajo, escribiendo en sus “Heterodoxos”:
“Nunca
vi en Barcelona otro indicio señalado de protestantismo que cierto carro
bíblico y blindado que todas las mañanas hacía parada en la Rambla con Biblias
y folletos.”
TESTIMONIO
EN MADRID
Lo que
el mal informado polígrafo santanderino no reseña, es que el famoso carro
blindado, ya había estado en Madrid, en donde Lawrence llegó tan pronto la
“gloriosa” abrió de par en par las puertas de España al Evangelio. Es
interesante leer lo que el pionero inglés escribe sobre este acontecimiento que
señaló un hito en su vida y ministerio:
“Aprovechamos
la puerta abierta y volvimos a España aquel mismo año en 1.868. No debe
extrañar que, al volver, hallásemos a la gente loca de alegría, y el único
exceso que, al parecer se cometía, era el deseo de comprar cualquier libro o
periódico en el cual estuviera impresa la palabra: libertad… Qué gozo fue y
continúa siendo ver el agrado con que la Palabra de Dios ha sido recibida,
desde el momento que el público pudo lograrla…”
Pero,
es el señor Gould, quien nos habla del coche “bíblico y blindado” que en
aquellos días de euforia se paseó por las calles de Madrid. Así describe dicho
pionero sus primeras impresiones, al pisar de nuevo tierra hispana:
“Así
que pasamos la frontera, vimos el profundo cambio que se había operado en la
gente. Anteriormente, tuvimos que hablar con precaución, y el uno tenía miedo
de oír en presencia del otro. Ahora, tan pronto como empezamos a hablar de la
salvación en Cristo, y a distribuir porciones del Evangelio, todos desean oír…
Cuando llegamos a Madrid hallamos que el hermano Lawrence había podido lograr
una vitrina de cristal y se había situado en una de las calles céntricas para
la distribución de Evangelios”.
Es una
lástima que, a pesar de nuestras indagaciones, no hayamos podido saber con
certeza de qué calle se trataba. Lo único que podemos decir de este testimonio
al aire libre en Madrid, es que se trataba de una calle donde había arcadas.
EVANGELIZANDO
EN CATALUÑA...
(Continuará)
Miguel
Valbuena (Revista “Edificación Cristiana”, Marzo-Abril 1.982)
Nota: Recientemente, en el año 2011, el Centro de Formación Bíblica de Madrid publicó "El Evangelio en España", de George Lawrence, traducido del inglés por Catalina Redman de Wickham, con una semblanza de Lawrence firmada por David Vergara.
El Evangelio en España . George Lawrence. CEFB. 2011. P.V.P. 9 €.
Pedidos: Librería Emanuel. C/ Real de Arganda nº 48, 28031, Madrid. Teléfono: 913310840 / FAX: 913315565.
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