lunes, 11 de febrero de 2013

Comienzos de la obra evangélica en Ciudad Alta (Las Palmas). (Informe de 1.976)


Continuamos con la serie dedicada a los comienzos de la obra evangélica de las AA. HH. en las  islas Canarias:

 

“Para poder explicar el inicio de la Asamblea en Ciudad Alta, será necesario remontarnos unos años atrás para hacer el debido balance del cómo y del porqué.

Al referirnos a los años atrás, queríamos significar, el carácter variado y complejo que conformaron las distintas circunstancias modificadoras en este comenzar. Parten estos inicios a raíz de diversas motivaciones que, obligan a miembros de dos iglesias bien diferenciadas, a dejar sus respectivas congregaciones. Esto, sin embargo, no es para estos hermanos sino un acicate en su deseo de servir y continuar su testimonio de una forma clara y firme. De este profundo sentido de la responsabilidad, nace el primer culto que se tuvo en un pequeño piso de “Las Chumberas”, ofrecido con todo gozo por sus propietarios. En este primer eslabón que daba la Obra, asistieron seis adultos y dos niños; su fecha: 5-5-68.

A partir de ese momento, continuaron las reuniones con carácter de familia, hasta la fecha del 25-7-68 en que nos constituiríamos en Asamblea. Fue desde el primer momento, objetivo primordial de “esta pequeña manada”, tener nuestro propio local para el mejor desenvolvimiento y trabajo en la Obra. El Señor ha sido nuestro Apoyo en este conseguir, y así el 26-4-71 se adquiere el solar donde se piensa levantar el futuro edificio.

Como siempre (a pesar de todas las bendiciones y ayudas que Dios nos concede), vemos y sentimos la “cara” del enemigo, dispuesto como siempre a impedir que el testimonio prospere, ya que en el periodo de construcción, surgen verdaderos y graves problemas, que parecen no tener solución, pero que luego hemos visto solucionarse de una manera maravillosa.

Gracias a nuestro Dios, se pueden esquivar las “cornadas” del diablo; todo esto, unido a otras experiencias nos ha servido de aprendizaje, y desde el inicio de las obras (15-10-73),  hasta que hemos podido trasladarnos (29-7-75), todo ha contribuido a nuestro mayor crecimiento. Siete fueron los años que permanecimos en el piso de “Las Chumberas”, en el mes de julio de 1.970 obtuvimos del Ministerio de Justicia, la resolución aprobatoria con el legal reconocimiento.

Hasta aquí llega lo que podríamos denominar “historia de un comienzo”… Quisiéramos ahora relatarles un poco del enclave de esta iglesia, y de lo que significa CIUDAD ALTA, dentro de la idiosincrasia de nuestra isla.

Es llamada así porque, según su nombre indica, está situada en la parte “alta” de la ciudad, su población supera en mucho las 100.000 almas, cuyo núcleo está formado por las más variopintas formas de gentes y estilos; es un área que sólo dispone de nuestro testimonio y somos conscientes de la enorme responsabilidad que esto implica. En esta encrucijada de la ciudad, y en la calle Doña Perfecta, núm. 105 (a título anecdótico referimos que la capilla es limítrofe con las calles Misericordia y Tormento, que junto con nuestro domicilio forman un “buen conjunto”. El edificio, de reciente construcción, tiene una capacidad para algo más de cien personas; sus características dominantes: salón, vestíbulo y secretaría, con un pequeño altillo o palco, siendo su superficie aproximada unos 135 metros cuadrados.

Quedan por edificar dos plantas, donde irán instaladas convenientemente las aulas para la escuela dominical, salón destinado a actos sociales (ático) y a todo lo que tenga relación con la Obra…

Dentro del campo de nuestras actividades, de momento contamos con los siguientes cultos:

Domingos 12 horas: Cena del Señor.

Domingos 18 horas: Predicación del Evangelio.

Martes 20,30 horas: Reunión de oración.

Jueves, 20:30 horas: Estudio Bíblico.

Dentro del apartado de la escuela dominical, contamos con 18 niños comprendidos en edades que oscilan entre 5 y 16 años. De momento sólo tenemos dos clases (de 5 a 7 años y de 8 a 16), y vemos la necesidad de ampliarlas y clasificarlas de acuerdo con las distintas edades. Esto es también motivo de oración, ya que pedimos a lo Alto levante las personas idóneas para ocuparse de esta “parcela” tan maravillosa dentro de la Obra.

En lo que respecta a las damas, estamos madurando la idea para poner en marcha esta actividad que es tan necesaria, no tenemos muchas, pero pensamos que sí las suficientes para comenzar.

Nuestra experiencia dentro del campo de los libros se centra en una pequeña librería, la cual dentro de  la iglesia cumple el cometido de guiar y surtir con material diverso a todas las personas que lo requieran.

La evangelización de momento no la hemos tocado, esperamos y deseamos que una vez la iglesia esté funcionando de una manera más abierta y conocida, este tema sea un reto para cada uno de sus miembros.

Para concluir esta panorámica de la Obra, queremos reseñarles que esta Asamblea está constituida por 16 miembros bautizados y siete simpatizantes, que de una manera alterna nos visitan.

En cuanto a las perspectivas de extensión del Evangelio, pensamos que será algo cada vez más difícil. Conocemos que se aduce que hay más libertad, más medios de todo tipo, que somos más conocidos, y esto (más conocidos), es lo que consideramos el verdadero toque. Estamos convencidos que con el nombre “protestantismo” se conoce hoy, cualquier cosa que no sea católico-romano, por eso creemos que el dar a conocer la VERDADERA VIDA, va a ser una lucha gigantesca a pesar de tanto progreso. No somos pesimistas a ultranza, tan sólo realistas, la tendencia actual busca las cosas que son de este mundo, que por otra parte, les son ofrecidas por determinadas religiones, que saben muy bien lo que se hacen; se deduce, por tanto, que echar por tierra tanta comodidad no sea tarea fácil. Todo esto bajo el enfoque de mirar a faz de tierra, si dependemos totalmente del Señor, no habrá ningún obstáculo que no pueda ser superado. Lo verdaderamente triste, es que toda esta serie de “cosas” se “den” también en el creyente (comodidad, sentido materialista, pobreza de espíritu, “ir a lo nuestro”…)

Si tenemos el deber de predicar el Evangelio, nuestra propia persona debe ser el más fiel reflejo de lo que con tanto denuedo afirmamos y defendemos; por lo tanto, la personalidad y vida de las iglesias, dependerá totalmente de la vida y personalidad de cada uno de sus respectivos miembros.

Deseamos que todo lo expuesto haya servido para un mayor y mejor conocimiento de la Obra en Ciudad Alta, y hagan objeto de vuestras oraciones todas nuestras necesidades.”

 

(Informe realizado por Eloy del Pino para “Edificación Cristiana”, núm 2, año 1.976)

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