lunes, 24 de marzo de 2014

Una visita a Zaragoza (I parte, 1.905)


 
La misionera C. B. Light escribe en la revista "Gleanings from Spain", nº 9, Septiembre de 1.905:

 

"Por muchos años ha sido mi deseo visitar Zaragoza, para ver algo del trabajo de la misión allí. Al final he podido cumplir mi deseo; y encontré que varias sorpresas me estaban esperando. Lo primero era que yo pensaba que seguía siendo el centro del trabajo, así que me sorprendí al saber que solo la srta. Heighes estaba allí, viviendo en una casa, con una joven española.

La casa está en una carretera amplia, con árboles a su largo, y la entrada es muy bonita, con sus fuentes y plantas, a diferencia de muchas casas de misión. Me hospedaron en una habitación con mucha luz y bien amueblada, todo parecía confortable y hogareño. Dos misioneros españoles, con sus familias, viven en otra casa en la otra parte de la ciudad.

Fue muy extraño tocar la música de los himnos españoles en el armonio en las reuniones de la tarde, que, a pesar del intenso calor y el tiempo tan ocupado, fueron muy bien de asistencia. Están bastante actualizados, con traducciones de "Momento a momento" y otros himnos modernos.

He perdido mucho de mi compresión del español; pero todos las personas parecían muy fervorosas, especialmente un hombre; y aunque nadie sabe lo que vendrá después en estas reuniones -un himno, lectura, oración, o sermón- no hay confusión o largas pausas.

Me sorprendió encontrar que en Zaragoza llamábamos menos la atención de lo que es normal con las mujeres inglesas en algunas partes de España. Tuvimos unos simpáticos viajes en un elegante "coche", con sus preciosas y rápidas mulas. Son una parte muy necesaria del trabajo para llegar a los pueblos lejanos y a aquellos que no tienen líneas ferroviarias. Solo lamento que no pudimos visitar algunos de los pueblos a causa de la cojera de una de las mulas -aunque hicimos un intento un día empezando a las 4.30 de la mañana. Durante el terrible calor en Zaragoza, la mayoría de la gente parece cambiar la noche por el día, y en una fiesta los habitantes estuvieron paseando toda la noche y los tranvías circularon hasta las primeras horas de la mañana. Una siesta, por tanto, es necesaria al mediodía, y nadie piensa en trabajar entonces.

Quizá la parte más interesante del trabajo es visitar los pueblos, tanto con su buen o mal recibimiento. (Yo solo experimenté lo primero).

Tomamos el tren un día hasta Gallur, a 48 Kms. de Zaragoza - un lugar bastante desolado y seco; las casas están construidas con arcilla, y todo parece del mismo color en las calles y el campo. Lo único verde que he visto fue donde la tierra era regada por el canal.

Aquí hay una pequeña casa perteneciente a la misión, consistente en una habitación, cocina y un recibidor, con estanterías y libros. Todo lo necesario está en el lugar, y después que una mujer había barrido el lugar, estuvimos ocupadas limpiando el polvo, haciendo camas, y cocinando.

Después fuimos a través del pueblo, invitando a la gente a una reunión por la tarde y distribuyendo folletos. Para mi sorpresa todos fueron bien recibidos, no tuvimos desaires, y ni un niño nos persiguió.

No hubo mucha asistencia a la reunión, ya que desafortunadamente había una función teatral esa misma tarde. Después de eso algunos vinieron alrededor, solo para encontrar que la reunión había terminado y nosotras nos habíamos retirado para descansar.

A la siguiente mañana dejamos a esta buena gente y paramos en Pedrola, un par de estaciones más cerca de Zaragoza. Aquí una mujer nos condujo en su carrito cubierto hasta el pueblo. Llegando allí tuvimos que beber de la fuente, las aguas que supuestamente tienen propiedades especiales; luego nos dirigimos más lejos a un parte adosada del mismo pueblo, donde una de las más grandes sorpresas me esperaba..."
 
Continuará
 
Foto: puente de Gallur (Zaragoza)

lunes, 17 de marzo de 2014

Noticias desde Murcia (II parte), Agosto de 1.905




"...Aquí en la ciudad hay también mucho por lo que estar animados. El número de reuniones se ha reducido debido al gran calor, pero algunos de aquellos que han ido asistiendo a las reuniones desde el principio han tomado definitivamente una posición del lado del Señor. Son despreciados por muchos de sus vecinos y amigos, pero están siendo respetados, y están muy felices por el nuevo gozo encontrado.

Un hombre y su esposa eran unos católico romanos muy estrictos, y realmente muy buenas personas. Cuando una vecina le pidió a la mujer venir a una reunión, ella respondió, "No, ni aunque me dieras cinco dólares entraría en esa casa". Ahora los dos se regocijan en el Señor Jesús como su propio Salvador personal.

Hace unos días el padre llamó a sus hijos alrededor de él, y sacando su Nuevo Testamento del bolsillo, dijo, "Esto es lo que quiero que todos sigáis un día. Desearía que no volvierais a entrar a una iglesia católica de nuevo. ¿Quién habría pensado que llegaría un día en el que os pidiera no entrar allí?; pero el día ha llegado, y lo que quiero es que aprendáis de este Libro y sigáis sus enseñanzas".

Este hombre y su esposa están sufriendo mucho de sus familiares. Todos son muy fanáticos, y miran a esta pareja como si estuvieran condenados, y enseñan a sus sobrinos y sobrinas a despreciarlos. Ellos encuentran esto muy difícil de soportar, porque antes los respetaban.

Otro pareja casada fueron amenazados con ser echados de su casa, pero no pudieron porque ellos siempre habían pagado su alquiler y no había quejas contra ellos.

Como contraste a todo esto mencionaré que la escuela abierta por los frailes en oposición a nosotros, ha sido cerrada.

Hubo mucho jaleo, pero en vez de tener el efecto deseado de hacernos mudarnos, molestó tanto a los vecinos de enfrente que ellos tuvieron que irse.

 

Reuniones de mujeres.

Las celebramos los lunes por la tarde. Muy pocas asisten, porque muchas tienen miedo de ser vistas viniendo a la casa. Pero aquellas que vienen están ansiosas por aprender más.

El viernes por la tarde una pequeña reunión se celebra en una de sus casas. Otras viviendo en la misma calle se animan a venir. Algunas traen sus tareas y así no pierden el tiempo.

Una tarde nos pidieron celebrar la reunión en un pequeño patio en la parte de atrás de una casa. La razón que nos dieron fue que una joven que había sido monja, y que había expresado el deseo de oír el evangelio, tuviera la oportunidad de hacerlo.

Esta joven tenía una historia muy triste. Entró en un convento saludable y fuerte, pero después de tres años allí regresó muy enferma a su casa. Se iba recuperando pero no del todo, porque no estaba bien de los nervios. No tenía libertad ni felicidad. Su madre, que es muy rica, casi la deja morir de hambre, y para conseguir comprar las medicinas, esta joven tiene ahora que trabajar duro haciendo gorritos para bebés para ganar 5 d. al día. Al haber oído a las vecinas cantar esas palabras tan bonitas sintió que eran la verdad, y estaba deseosa de oír más; así que ahora cada semana ella escucha el mensaje del evangelio desde detrás de una pequeña ventana en el muro que linda con el patio.

¡Oh, el horror de los católicos, y el horrible estado de muchas almas en esclavitud!. La madre de esta joven está constantemente dando dinero a monjas y frailes que piden limosna. Le dice a su hija que cuando muera le dará un gran funeral, muy caro. Entonces todos hablarán de ella, y eso será una "buena obra". Mientras tanto su hija está muriendo de hambre y negligencia, porque su madre está enfadada con ella por haber regresado del convento.

¿Está la madre satisfecha con su religión? No, el otro día dijo, "No creo en Dios, ni en la iglesia, ni en nada, Satanás me tiene en sus garras".

Oro para que la hija pueda creer y así encuentre descanso. Que ella venga a Jesús ahora y acepte la Salvación como un regalo gratuito.

Alabamos a Dios por el privilegio que nos da de servirle en este país. Seguramente uno de los resultados del Avivamiento será que muchos más servirán al Señor donde él quiera. No lo posterguéis queridos amigos porque "el tiempo es corto".

Suya en su servicio,

Annie E. Vaughan"
 

(Publicado en la revista "Gleanings from Spain", núm 9, septiembre de 1.905, traducido del inglés)

martes, 11 de marzo de 2014

Noticias desde Murcia, Agosto de 1.905




Annie E. Vaughan escribe:

 
"Queridos amigos, os alegrará oír que el Señor ha dado una puerta abierta en un pueblo grande de esta provincia. El nombre del pueblo es "Fortuna".

Oímos de él hace unas semanas como un pueblo abierto al evangelio. Así que una mañana nos propusimos hacer una amigable visita, y ver a un hombre que era propietario de una salón adecuado para las reuniones. Nos dijeron que estaría dispuesto a dejárnoslo para este propósito. Fuimos muy amablemente recibidos en el hostal del pueblo, y encontramos que la información era cierta, así que solicitamos el salón e hicimos los arreglos necesarios. Estábamos muy agradecidos de encontrarnos en un ambiente tan amigable. No siempre es así, ni siquiera en las carreteras del país cerca de los pueblos. Hace unos días uno de los obreros españoles recibió un fuerte golpe en una mano por una pieza de metal que se le arrojó. Muchos de los que podrían ser amigables tienen miedo de mostrarlo.

Pero regresemos a Fortuna. Sobre quince días después de la primera visita regresamos de nuevo. Esperábamos empezar temprano en la mañana, pero nos fue imposible, y así que tuvimos que esperar e ir en el frío de la tarde. Llegamos antes de las ocho, y al entrar en el pueblo vimos un gran grupo de hombres, mujeres y niños a la puerta de la iglesia. Sus caras eran tan solemnes que era imposible decir si eso significaba que eran amigables o no. Rodearon la caravana y nos siguieron hasta el salón, pero no hubo gritos ni nos arrojaron piedras así supimos que la mayoría eran amigables. Supimos después que los curas habían alertado a la gente contra nosotros, diciéndoles que una imagen del Señor Jesús y otra de la Virgen sería colocada en el suelo, y que les pediríamos pisarlas, etc., etc. Una nota también había sido puesta en la puerta, diciendo, que si no dejábamos a la gente de Fortuna en paz, seríamos tratados peor que en Molina, y no podríamos desplazarnos de un lugar a otro, y concluía con la expresión, "muerte para todos vosotros".

La reunión estaba para empezar a las 9 en punto, así que textos y lámparas fueron preparados y la gente empezó a llegar. Algunos de ellos caminaron alrededor de la pared con los textos, y los copiaron en trozos de papel. Los himnos fueron cantados mientras otros iban llegando y pronto el salón estaba lleno. Había sentados unos ciento veinte, pero debía haber unos doscientos o más de pie, y la calle estaba llena también.

La gente, aunque cansada de lo que no les trae paz o descanso, no son incrédulas, y están deseosos de escuchar la verdad. Al final de la reunión algunos compraron himnarios, y algunos pocos Biblias y Nuevos Testamentos.

A la siguiente semana los colaboradores españoles fueron para celebrar la reunión. Los curas habían trabajado duro, y el pueblo estaba dividido. Unos eran partidarios de los curas, los otros (la mayoría) por el Evangelio. Algunos dijeron, "¿por qué tantas procesiones y cultos? si son necesarios, ¿por qué no los teníamos antes?" Esa misma tarde una procesión dio la vuelta al pueblo, y sobre las nueve de la noche otra. La hora de abrir el salón llegó, pero sólo unas doce personas entraron; el resto permaneció fuera en una plaza abierta. Los curas empezaron con sus gritos de "Muerte a los protestantes", etc., algunos de las personas respondían en contestación de acuerdo a la frase dicha. Luego la banda empezó a tocar, y de nuevo más gritos se oyeron.

Nuestros amigos dentro se preguntaban qué hacer. El ruido y la confusión era tan grande que apenas si podían escuchar las voces los unos de los otros, y eso a pesar de los pocos que habían entrado. De todas formas, decidieron empezar la reunión, y uno de ellos empezó a orar. En ese momento el ruido de afuera cesó, y la gente se dispersó.

El alcalde había enviado a los guardias civiles a restaurar el orden y a dispersar a la multitud; así que el cura y sus seguidores tuvieron que regresar de vuelta a la iglesia, y lo que el enemigo quería que fuese un disturbio se convirtió en una tranquilidad como nunca.

Los guardias estuvieron toda la tarde para guardar la puerta, y un largo culto tuvo lugar. Nuestros amigos regresaron llenos de gozo, porque el Señor le había dado la Victoria.

El pasado miércoles hubo unos trescientos adultos presentes, y algunos estuvieron escuchando desde la calle.

Deseamos que nuestros lectores se unan con nosotros en alabanza a Dios por esta puerta abierta, y oramos que el Señor pueda preparar muchos corazones no solo para oír la Palabra, sino para recibirle a Él como su Salvador personal.

Aquí en la ciudad..."

 

(Continuará)

 

(Publicado en la revista "Gleanings from Spain", núm 9, septiembre de 1.905, traducido del inglés)

 

lunes, 3 de marzo de 2014

Noticias desde Badajoz, 1.905.




Margaret Lonsdale escribe:

"Durante el mes de julio el número de asistentes a las reuniones ha decrecido; el calor es muy grande y la gente está muy cansada después de su larga jornada laboral. "Oh, si pudiéramos ir", muchos de ellos dicen cuando nos encontramos; "pero deseamos que los días sean más cortos, y así no perdernos las reuniones".

En el curso de los recientes meses la cantidad de enfermos y el número de muertos ha sido alarmante. Hay una gran angustia, debido a la falta de empleo, y la mala cosecha hace cosas parecer muy serias para el invierno que viene. Hay una considerable cantidad de insatisfacción entre la clase trabajadora, y las personas están llegando a estar desesperadas. Fuera de esto, creemos, que vendrán tiempos de bendición, porque hay signos entre los ricos y pobres de un despertar al hecho de que su presente condición es debida, en gran medida, a la falsa religión en la que ellos han confiado.

En un sermón predicado recientemente por el Obispo de la Catedral dijo que no había religión en Badajoz, y que aquellos que asistían a la iglesia estaban allí solo por la ropa, o lo que ellos podían conseguir, y que no era por la fe como antes.

Un día, durante el tiempo cuando la necesidad de lluvia era tan grande, estábamos en una tienda cuando uno de los asistentes dijo. "¿Habéis oído que va a haber una procesión a la Virgen mañana, y será un día de oración a ella para que llueva? ¿y sabéis por qué? Es porque el barómetro ha bajado: pero ya no somos tan confiados como solíamos; nuestros ojos están ahora abiertos. Si ella tuviera el poder que los curas dicen que tiene, ¿por qué no lo han hecho cuando la lluvia era tan necesaria desde hace tiempo, y no había señal de que iba a llegar?"

La procesión tomó lugar al día siguiente, y la imagen acababa de ser llevada la iglesia cuando la lluvia vino a torrentes, pero fue solo una tempestad, como el barómetro indicó, y luego todo se aclaró. Por dos días el sol brilló; entonces el cielo se puso nublado, y hubo apariencia de lluvia; otra procesión se formó, pero esta vez cada nube desapareció, y no hubo lluvia en una semana; entonces, después de que la mayoría de las personas parecían convencidas de que la procesión era inútil, la lluvia llegó día tras día por una semana.

El 14 de julio tuvimos el gozo de dar la bienvenida a la srta. Mathews por once días. Estas visitas son tan alentadoras y útiles en muchas maneras tanto para los españoles como para los ingleses.

El 25 de julio me dirigí a Madrid, y tuve el privilegio de estar en el Sanatorio, no debido a ninguna enfermedad, sino para descansar antes de marchar a Inglaterra para un descanso más largo y un cambio.  Hace un año desde que vi por primera vez el Sanatorio; . entonces estaba en sus primeros días, y ahora ha mejorado mucho.

Dios nos ha dado un manera maravillosa de abrir una puerta a los ricos en España para que conozcan el evangelio. Si los siervos del Señor pudieran darse cuenta en su totalidad cómo el Señor ha suplido esta gran necesidad en España ellos serían más fervientes en la oración por esta rama del trabajo para que fuera más abundantemente bendecida.

Aquellos que la recuerdan en oración serán muy animados al saber que almas han sido bendecidas, tanto entre los pacientes como entre los trabajadores. La mayoría de estos últimos son creyentes, otros están interesados, y recientemente tres de ellos han hecho una decisión por Cristo, y han dado testimonio de confiar en Jesús. Una es una enfermera, otra la asistente de cocina, quien es la madre de un brillante joven creyente, que también está empleado en el Sanatorio; y el tercero es el portero.

"Continuad en oración, y velad, con acción de gracias" (Col 4:2)

 

(Publicado en la revista "Gleanings from Spain", núm 9, septiembre de 1.905, traducido del inglés)