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lunes, 17 de febrero de 2014

"Villa Gloria", Madrid. (Hospital inglés, 1904)



Con el deseo de alcanzar a la clase media-alta e incluso a la aristocracia, doña Julia Jones sufragó los gastos de un "Hospital Evangélico Inglés" en Madrid. A cada enfermo se le regalaba un Nuevo Testamento y literatura evangélica de calidad. Fue inaugurado en 1.904 en presencia del cuerpo médico, la prensa y destacadas personalidades y del embajador británico en persona.

En la revista "Gleanings from Spain" se anunciaba de la siguiente manera (traducido del inglés):

"Visitantes de Madrid: para el beneficio de su salud podrían encontrar todo lo que necesitan en este Sanatorio (el único de su clase). Está hermosamente situado en un terreno elevado y amueblado con todos los adelantos modernos. Aspecto soleado, con gran jardín con sombras. Asistencia médica y enfermería inglesa.

Contacto: Miss Mathews, Columela, 17, Madrid."

 
Pablo Enrique Lemore en un artículo en la revista "Edificación Cristiana" (año 1.981) comenta: "Los cuantiosos gastos de mantenimiento y la falta de personal adecuado no permitieron que ambos servicios (Hospital y salón de té) fuesen llevados a cabo durante muchos años.  Quedan como testimonio de un inteligente esfuerzo para evangelizar a todas las capas de la sociedad española."

 

Foto: "Sanatorio" anunciado al borde del parque del Buen Retiro en el año 1905. La calle sigue existiendo, aunque no con espacio, aire y vistas hoy en día.

lunes, 10 de febrero de 2014

"La primitiva iglesia, en la España del '98" ( V parte y última, escrita en 1.981)




A MODO DE CONCLUSIÓN

 
Tiempo y espacio me faltan para seguir historiando esos modernos actos de apóstoles, más apasionantes que lo que narra Borrow en su "Biblia en España". Si Dios quiere, puede que lo haga más adelante, con nuevos materiales que descubra. Mientras tanto, cabe que alguien se pregunte: ¿Y qué queda -hoy día- de tantos esfuerzos y sacrificios para evangelizar a toda España en el espacio de una generación? Primero, no olvidemos que entre 250.000 y 300.000 compatriotas de aquel entonces oyeron la Buena Noticia. Luego, reconozcamos que la mucha extensión de la obra en superficie (en más de 40 provincias) perjudicó evidentemente al establecimiento y posterior cuidado de asambleas bien arraigadas en su entorno social. Los misioneros responsables pensaron que con reconocer "ancianos" en cada lugar (siguiendo el modelo apostólico) bastaría. Parece que no tuvieron en cuenta nuestra realidad socio-cultural y económica, por una parte, y por otra el hecho de que "presbyteroi" (los que vigilan amorosa y atentamente el rebaño) de la era apostólica eran - por lo general- creyentes ya asentados en la revelación del A. T., que aceptaron a Jesús y que luego eran continuamente formados por cartas y visitas personales de los Apóstoles y de sus inmediatos colaboradores.
El dilema no consistía en "evangelizar o edificar", sino en saber cómo simultanear ambas actividades, en medio de las circunstancias particularmente adversas que ejercitaban la fe de los obreros evangélicos día tras día. Con distintos datos, sigue siendo un problema actual.
Diremos finalmente que, hoy día, aún quedan descendientes espirituales de aquella "Primitiva Iglesia Cristiana". Dentro del campo de las Asambleas, citemos dos de Madrid (en calle Duque de Sesto y Puente Vallecas), posiblemente las de Béjar y la Puebla de Cazalla; y la de Camas, que dio lugar, posteriormente a otras tres asambleas sevillanas. En sus inicios (allá por los años 1.917 al 20), la "Misión Evangélica Española" de Valdepeñas se benefició del ejemplo y de los esfuerzos evangelizadores de doña Julia Jones. Y otros beneficiados fueron los distintos grupos bautistas en Badajoz, Albacete, Pétrola, Lérida, Huesca y Barcelona.
Lo que antecede no sólo es rigurosa historia, sino un abnegado ejemplo y un auténtico desafío para nosotros.

(Fin)

(Redactado por Pablo Enrique Le More y publicado en la revista "Edificación Cristiana", marzo-abril de 1.981)

 

martes, 4 de febrero de 2014

"La primitiva iglesia, en la España del '98" ( IV parte, escrita en 1.981)



LUCES Y SOMBRAS

 
Antes de finalizar el pasado siglo (se refiere al s. XIX), se abren nuevas obras en Mérida, en Sabiñán, en esa Ávila de "santos y cantos", en Cuenca y en Albacete; y se sigue orando intensamente para que el Señor abra camino en otros lugares de nuestra atormentada geografía. Pero arrecia también una creciente oposición. Las dos misioneras afincadas en Burgos (Anita Crouch y S. Pullen) se ven expulsadas de la capital por orden del gobernador civil, a quien el arzobispo en persona había visitado unas horas antes...

En la capital conquense, S. Sharples y su ayudante español tropiezan con una violenta (y bien orquestada) persecución. Casi a diario, unos mozalbetes irrumpen en las reuniones gritando: ¡Viva la Virgen! y destrozando Biblias, folletos e himnarios. Al cabo de una semana se presentó un policía para cobrar una multa de 25 pesetas (¡casi el sueldo mensual de un obrero!) por... "continuo alboroto y escándalo público". Poco después se comprobó que los "elementos incontrolados" de turno fueron enviados por el alcalde y con la bendición eclesiástica...

 

UN GIRO

Tras cinco años de esforzados trabajos y ante redoblados ataques organizados a nivel nacional, la obra parece dar un giro. En 1.902, doña Julia Jones deja Zaragoza (donde sin embargo, prosigue el testimonio) e instala la casa central en Madrid. Desde aquí sigue escribiendo, orando, predicando a las mujeres y cuidando atentamente de la marcha de la misión.

Además, en el barrio de la Guindalera, abre un confortable "Hospital evangélico inglés" dotado de los últimos adelantos de la ciencia médica. Es inaugurado en 1.904 en presencia del cuerpo médico, de la prensa, de destacadas personalidades y del embajador británico en persona. Con ello, doña Julia (que sufragó todos los gastos) quiere alcanzar a la clase media alta e incluso a la aristocracia, dándoles a conocer el auténtico Cristo de las Escrituras (frente a las aberrantes caricaturas del mismo). A cada enfermo se le regala un Nuevo Testamento (libre de humanas acotaciones) y literatura evangélica escogida. Más adelante -y siempre con el mismo fin- doña Julia Jones abrió en la madrileña calle del Carmen un selecto salón de té, donde acudían miembros de la casa real y de la aristocracia. Al lado había un salón de lectura ampliamente provisto de Biblias, Nuevos Testamentos y "Mensajeros de la Verdad". Los cuantiosos gastos de mantenimiento y la falta de personal adecuado no permitieron que ambos servicios (Hospital y salón de té) fuesen llevados a cabo durante muchos años. Quedan como testimonio de un inteligente esfuerzo para evangelizar a todas las capas de la sociedad española.

A partir de 1.905, la actividad de la "Primitiva Iglesia" va desplazándose lentamente hacia el Oeste: Salamanca y Extremadura; luego hacia La Mancha (Ciudad Real, Torralba de Calatrava, Valdepeñas y Albacete) y hacia el Sureste: Murcia. Finalmente, desbordará al Sur de Despeñaperros: Jaén, Casillas de Chilluevar, La Puebla de Cazalla (hacia 1.910) y Camas (al lado de Santiponce de Sevilla). La primera Guerra Mundial y el fallecimiento, en 1.916, de don Huntington Stone parecen haber mermado las filas y los recursos de lo que ahora se llama: "Misión Evangélica Inglesa".

Pero, estando la capilla madrileña en la calle de Silva (entre 1.913 y 1.920), siguen llegando algunas misioneras más: doña Ana, doña Clara Adams y doña Mercedes Vaughan. Esta fue la última que "partió para estar con Cristo", en septiembre de 1.962.

Por su parte, don Federico D. Jones (secundado por hermanos catalanes como don Amado Alqueza y don Jaime Casals) testificó activamente en las provincias de Huesca y Lérida, formándose entre 1.920 y 1.936- diversos grupos de creyentes en Alcarraz, Almacellas, Corbins, Termens, Monzón y cinco puntos más, sin olvidar la capital leridana y la Ciudad Condal. En 1.933, don Federico hizo construir el primer "Coche Bíblico" que hubo en España. !Aquello era una verdadera casa sobre ruedas", dice J. Casals en sus memorias, "tenía: cuatro camas, cocina, comedor, despensa, lavabo, estantes de la librería ambulante, con su micrófono y altavoz para anunciar la Palabra del Señor". Hasta el estallido de la Guerra Civil, el camión bíblico rodó por 38 provincias españolas anunciando la Biblia en centenares de pueblos grandes y pequeños.

En total, cabe afirmar que la "Primitiva Iglesia" estableció obra evangélica (pasajera o perdurable) en más de 54 pueblos y ciudades, que visitó regularmente más de 230 sitios habitados, proclamando en cerca de dos mil lugares que Jesucristo es el único Salvador y Señor: ¡Tierra, tierra, tierra! oye palabra del Eterno..." (Jer 22:29). Sus mensajeros recorrieron poblados, vecindarios y aldeas a pie, a lomo de burro, en carruajes tirados por mulas, en trenes e incluso en un flamante "automóvil" que, a principios de siglo, atraía a grandes multitudes. Así, en Ibahernando (Cáceres), la señorita Mathews -al verse rodeada por centenares de curiosos que no la dejaban bajar -utilizó el vehículo de motor para hablar sobre Juan 3:16. Mientras que en los pueblos manchegos por donde pasaba, curas y frailes alertados predicaban a los feligreses: ¿Habéis visto jamás un carro que ande sin caballería? No, ¿verdad? ¡Pues es la mejor prueba de que los diablos están dentro de ese coche! ¡Apedreadlo!

 

A MODO DE CONCLUSIÓN...

(Continuará)

(Redactado por Pablo Enrique Le More y publicado en la revista "Edificación Cristiana", marzo-abril de 1.981)

lunes, 27 de enero de 2014

"La primitiva iglesia, en la España del '98" (III parte, escrita en 1.981)


DURAS REACCIONES

Tal despliegue no va sin despertar serios temores en el Establecimiento religioso y provoca duras reacciones. En Soria, al poco de llegar de visita Miss J. Mathews, el gobernador militar la hace arrestar, juntamente con los dos misioneros británicos ya instalados. En plena guerra hispano-americana, cualquiera que habla inglés resulta altamente sospechoso... y el pretexto es excelente para expulsar de la provincia a esos "malditos protestantes". ¿Qué hacer? Se quedan en Soria las dos "obreras evangélicas" españolas: doña Constancia y su hija. Estas testifican de casa en casa y el 5 de enero de 1.899, los cinco primeros evangélicos sorianos son bautizados -tras rigurosa comprobación de que han nacido de nuevo (Jn 3:3 y 5)- en la casa-matriz de Zaragoza. El 28 del mismo mes se abre el primer local evangélico soriano en la calle de la Fuente, núm. 6. Como es de suponer, estallan las persecuciones. De día, unos "elementos incontrolados" perturban ruidosamente las reuniones, donde los creyentes cantan a pleno pulmón:

"¡Qué alegría fue la nuestra cuando Cristo nos salvó!

Cuando en nuestras almas derramó su amor,

Cuando la penosa carga del pecado nos quitó,

¡Qué alegría nos llenó el corazón!"

De noche, los enemigos de Cristo destrozan la puerta y las ventanas del local a pedradas. Avisado, el gobernador civil envía por fin un guarda... para apuntar nombre y apellido de cuantos interesados quieren entrar. El obrero que "va a los protestantes" está seguro de perder su trabajo; el tendero, de perder su clientela... Como siempre: hay que doblegarse, marcharse o morir de hambre. Y como esas medidas coercitivas no bastan, varios creyentes serán encarcelados ilegalmente y repetidas veces por espacio de diez o incluso de quince días; siendo su único "delito" el de querer adorar a Dios "en espíritu y en verdad" (Jn 4:23-24)

Pero, por más que ruge el Adversario, prosigue la obra. Unos evangelistas -rubios y morenos- visitan regularmente cada uno de los once nuevos puntos de testimonio y desde cada uno de ellos, los responsables locales recorren los pueblos y aldeas del contorno. Así, por ejemplo, desde Pedrola visitan semanalmente Figueruelas, El Cabezo, Alagón, Cabañas y Alcalá de Ebro, repartiendo porciones de la Palabra de Dios, predicando en los mesones o en las encrucijadas de las calles y caminos.

Tras quince meses de trabajos apostólicos, además de todos los sitios ya mencionados, había un testimonio fijo y continuado en Jaca, Burgos, Valencia, Teruel y Barcelona. En esta última ciudad se trata (de momento) de una misión para marineros de muchas nacionalidades, cuyos barcos recalan continuamente en el gran puerto catalán.

"Cuán hermosos son los pies de fiel cristiano,

Quien cumple el mandato de Jesús,

Va a las gentes sumergidas en tinieblas,

llamándolas a la luz"

 

EVANGELIZAR MÁS ALLÁ

Partiendo del principio de "evangelizar en los lugares más allá... sin entrar en la obra de otro" (2ª Cor. 10:16), la "Primitiva Iglesia Cristiana" sigue extendiéndose en zonas y provincias donde no hay obra evangélica establecida; salvo en dos grandes ciudades, poco ocupadas. En Madrid, el testimonio se inicia en 1.899, en el barrio pobre y castizo de Lavapiés. Los principios son muy lentos: durante los primeros años, la Villa y Corte sólo es un lugar de paso para los diferentes misioneros; evangelistas y colportores de la misión, en constantes desplazamientos. Así, en 1.905, sólo diecisiete madrileños tienen el privilegio de "partir el pan" en el local de Lavapiés, donde cada noche (salvo los miércoles) se proclama la Buena Noticia de salvación por gracia, y salvo los sábados, consagrados a la oración comunitaria. Además, los lunes y viernes por la tarde hay reunión de señoras. A éstas suelen asistir de 25 a 30 personas; a los cultos de evangelización, de 60 a 75, y en casos excepcionales pasan del centenar. Entre las razones que explican el corto número de hermanos en comunión, figura ésta: tan pronto como destacan creyentes decididos y de valía, son enviados a evangelizar en provincias cercanas. Como -por ejemplo- don Cecilio Benito o don Salvador Guevara, que sembraron la Buena Semilla por Toledo, Guadalajara, Ávila o Ciudad Real y fueron más tarde destacados colportores de la Sociedad Bíblica.

 

LUCES Y SOMBRAS...

(Continuará)

(Redactado por Pablo Enrique Le More y publicado en la revista "Edificación Cristiana", marzo-abril de 1.981)

lunes, 20 de enero de 2014

"La primitiva iglesia, en la España del '98" (II Parte, escrita en 1.981)




... ¡PASAD A ESPAÑA Y AYUDADNOS!

 

Acompañada por su hermano, la señorita Julia F. Stone llega por primera vez a España en mayo de 1.894. Huntington Stone es un acaudalado fabricante de Greenwich, que vive modestamente, conoce cinco idiomas modernos (además de hebreo y griego bíblicos) y mantiene, año tras año a 30 candidatos- misioneros que estudian medicina tropical antes de salir para Uganda o la India. Ambos (Julia y Huntington) pertenecen a una asamblea de "Hermanos" de tipo conservador que anhela reflejar el amor, la pureza doctrinal y el celo evangelizador de la Iglesia primitiva. Ambos aprenden nuestro idioma y ayudan en las dos asambleas que hay entonces en Barcelona: ella en las escuelas de la calle Ferlandina; él enseñando la Biblia al grupo de jóvenes de la villa de Gracia. Al cabo de dos meses, él tiene que regresar a Londres para sus negocios. Pero volverá cada año -por seis u ocho semanas- sirviendo humildemente donde haga falta: en Barcelona principalmente, pero también en Madrid, Valladolid o Galicia.

Ella permanece un año entero en España, haciendo extensas visitas por Cataluña, Aragón y la Meseta castellana; luego vuelve a su patria chica. Ambos hermanos oran intensamente. Han captado la visión de una España destrozada moral y espiritualmente, pero donde (en medio de las circunstancias antes descritas) hay seres nobles, abiertos y sencillos que anhelan paz espiritual y un cristianismo genuino, fundado en la Palabra de Dios y no en las instituciones humanas, demasiado vinculadas al presente siglo. Un cristianismo tal como se manifestaba en la Iglesia primitiva. Y en la mente de los hermanos Stone surgirá otra visión: la de un arriero baturro, de una lavandera extremeña o de un estibador barcelonés que le dicen: - ¡Pasad a España y ayudadnos!

 

DESDE ZARAGOZA HASTA LOS CONFINES DE LA PENÍNSULA

A partir del otoño de 1.895, la misión de la "Primitiva Iglesia Cristiana" se pone en marcha. Curiosamente, es el hermano quien se queda en Inglaterra, para ayudar en todo cuanto pueda desde la retaguardia. La hermana, acompañada de dos eficaces colaboradoras -Jessie Mathews y Anita Vaughan- establece el primer "comando" en España. Primero, en la Ciudad Condal, luego en Zaragoza, donde afluyen nuevos misioneros. Durante siete años la ciudad del Pilar será así como la Jerusalén de esos nuevos Hechos Apostólicos. Allí estará el centro permanente, la Casa-matriz de la misión; allí durante los siete primeros años se impartirán los estudios bíblicos para obreros ingleses, se bautizará por inmersión a todos los conversos habidos en España y se redactará las "Gleanings of Spain", los folletos evangelísticos (entre los que destaca la hoja mensual:"Mensajeros de la Verdad"), juntamente con la escasa e insuficiente literatura de edificación en castellano: unos 83 "Cánticos evangélicos" y un librito con una lista de porciones bíblicas, aptas para ser leídas "en la reunión del partimiento del pan".

En la primavera de 1.897, la señorita Julia Stone vuelve a la Península con un último grupo de colaboradores. Los recién llegados aprenden afanosamente nuestra lengua y reciben a diario clases de formación bíblica y doctrinal. Mientras tanto, se les ha unido un primer núcleo de ayudantes españoles: Antonio Córdoba, Urbano Serena y su hija Antoñita, el valenciano Ignacio Rodrigo y la "señora Pascuala", oriunda de Calatayud.

En la casa-matriz zaragozana (con capacidad para unas 200 personas) acuden los primeros vecinos a las reuniones diarias de oración y evangelización; éstas a las ocho de la noche y aquéllas a las diez de la mañana. Ustedes han leído bien: hay reuniones cada día, noche tras noche, durante años. Por cuanto el Mensaje no sólo es urgente, sino de vital importancia: "Hoy es el día de salvación..." ¡Mañana puede ser demasiado tarde! "Hoy, si oyereis Su voz (la del Señor), no endurezcáis vuestros corazones..."

De repente, brotan los neófitos; los que acaban de ser "plantados en Cristo Jesús"; los que han experimentado un auténtico nuevo nacimiento. A éstos, se les enseña que el asistir a los cultos no basta; si son salvos es para servir y testificar de Cristo a todos sus compatriotas: deudores son a maños y a catalanes, a los riojanos y a los de Tudela, a ricos y pobres, a los burgaleses y a los vascos, a jóvenes y a viejos, a extremeños y a manchegos... Y ¡nada de quedarse cómodamente en Zaragoza! Hay que llevar la Gran Noticia de paz y vida eterna a los once mil pueblos, burgos y ciudades de España!

Durante una de sus breves visitas a Inglaterra, la señorita Stone se casa con don Federico D. Jones (que lleva seis años como misionero de los "Hermanos" en Barcelona) y vuelve la pareja para seguir sirviendo a Dios y a nuestro pueblo. ¿Qué es lo que mueve a esa gente que podría disfrutar cómodamente de una renta anual de veinte millones de pesetas? ¡El amor de Cristo y una honda compasión para los que caminan hacia la perdición eterna!

En el otoño de 1.897, y sin estar plenamente afincado en la ciudad del Pilar, el testimonio de la "Primitiva Iglesia" zaragozana empieza a extenderse: de dos en dos, los rubios enviados visitan intensamente los pueblos inmediatos. Con su proverbial tesón, les ayudan eficazmente los primeros aragoneses convertidos. En octubre, ya establecen obra fija en Zuera y Calatayud. Y en diciembre del mismo año en Pedrola, donde ocho meses más tarde la naciente asamblea contará con diez bautizados. En febrero de 1.898 se fijan en Muel, pueblo de alfareros. Allí, al cabo de trece meses, siete creyentes serán sumergidos en las aguas, prometiendo seguir fieles a Cristo que les rescató. Y siempre en ese fatídico 1.898, año de guerra colonial, de humillación y de miseria, se abren nuevas "misiones": en mayo, Morata de Jalón; en junio, Soria y Rueda; en agosto, Segovia. Y un mes más tarde, en Ricla y Tudela. Y antes de que finalice el año, otras dos rubias misioneras logran introducirse en Pamplona, "uno de los puntos más negros de la España negra".

 

DURAS REACCIONES...

 

 

(Continuará)

(Redactado por Pablo Enrique Le More y publicado en la revista "Edificación Cristiana", marzo-abril de 1.981)

 

martes, 14 de enero de 2014

"La primitiva iglesia, en la España del '98"




"Los amigos son un regalo del alma: el día menos pensado hasta se le ocurre hacerte un obsequio. Pero uno de veras, excepcional, inesperado. Como el que acaban de entregarme ahora. ¿En qué consiste? Pues son siete libros, encuadernados en tela verdemar, siena, azul marino y sangre de toro, en los que el tiempo ha dejado sus huellas.

Con la emoción de quien está a punto de hacer un notable descubrimiento, voy hojeando las 1.366 páginas -entre blancas y amarillas- de los siete ejemplares que me dejó don Gabino. Se titulan: "Gleanings from Spain" (algo así como "Apuntes y Noticias desde España") y se refieren a unos años decisivos de nuestra Historia: 1.898-1.905. Desgraciadamente, me falta el resto de la colección...

¿De qué trata? A medida que uno va leyendo estos informes mensuales, redactados en Zaragoza y luego en Madrid van surgiendo del casi absoluto olvido personas y circunstancias reales de nuestro pasado evangélico. Como dijo Quevedo: "Las grandes almas que la muerte ausenta, de injuria de los años vengadora, libra -cortés lector- docta la imprenta."

Así, a lo largo de esos siete tomos, uno se va enterando de los que fue la "Primitiva Iglesia Cristiana" en sus comienzos: un amplio y abnegado esfuerzo de misión apostólica en la España del '98 y en las primeras décadas del actual siglo.

 

SANGRE, POBREZA Y CORRUPCIÓN.

El final del s. XIX coincide con la liquidación de nuestro imperio colonial. Terminada su expansión hacia el Lejano Oeste, los U.S.A. buscan nuevos mercados y aplican la conocida doctrina de Monroe: "América para los (Norte) americanos". En 1.898 estalla el "Maine" la guerra Hispano-Americana, y perdemos Filipinas, Puerto Rico y Cuba... Nuestros soldados regresan, heridos en cuerpo y alma, pero 140.000 de ellos no volverán nunca más... Dentro de la Península la situación raya también con lo catastrófico: paro, miseria y especulación se dan la mano; cunde el desaliento y el anarquismo; en agosto de 1.897, Cánovas del Castillo cae asesinado... En lo político hay confusión y caciquismo; los crecientes impuestos de guerra provocan tumultos, a veces ahogados, con sangre... la peste estalla en Oporto, alcanzando Galicia, Extremadura y parte de Andalucía... Vigila el clero para mantener su dominio sobre la vida pública y privada de los españoles -desde la cuna hasta el féretro- sancionando injusticias sociales y el desorden establecido... España es un paraíso para los ricos y un infierno para los pobres... Mientras tanto, el juego, la prostitución, el alcohol, los toros y las ceremonias religiosas distraen a las masas casi analfabetas...

Perdidos en es maremagnum de personas y cosas, unos miles de "herejes" se empeñan en hacer leer un Libro (desconocido y prohibido) a sus compatriotas y se atreven a cuestionar la Religión del Estado (muchas veces superficial) pero incrustada en el folklore celtibérico...

Es en esa sociedad tan peculiar donde irrumpirá una millonaria evangélica inglesa (doña Julia F. Stone, señora de Jones) al frente de un batallón de misioneros y evangelistas. A los pocos años, serán 28 esforzados británicos de ambos sexos, secundados por 17 españoles y españolas, tan abnegados como aquéllos. Frente a la mofa, el despiadado insulto, las piedras o la cárcel inclusive y ante la culpable indiferencia de las masas -"religiosas" pero  "muertas en sus delitos y pecados"- anunciaron, sin cansarse, el beneficio de Cristo crucificado: perdón, paz y vida eterna.

 

¡PASAD A ESPAÑA Y AYUDADNOS!

 

(Continuará)

(Redactado por Pablo Enrique Le More y publicado en la revista "Edificación Cristiana", marzo-abril de 1.981)