martes, 1 de abril de 2014

Una visita a Zaragoza (1.905, II parte y final)


La misionera C. B. Light escribe en la revista "Gleanings from Spain", nº 9, Septiembre de 1.905:

(continuación de la primera parte)

 

"A la siguiente mañana dejamos a esta buena gente y paramos en Pedrola, un par de estaciones más cerca de Zaragoza. Aquí una mujer nos condujo en su carrito cubierto hasta el pueblo. Llegando allí tuvimos que beber de la fuente, las aguas que supuestamente tienen propiedades especiales; luego nos dirigimos más lejos a un parte adosada del mismo pueblo, donde una de las más grandes sorpresas me esperaba...

 

 ¡Al bajar del carro me sentí como si me hubiera caído de repente en una cama de plumas! pero pronto me di cuenta que yo estaba en los brazos de un vieja mujer sin dientes y muy gorda, que me estaba sujetando a mí de un brazo y a la srta. Heighes de otro, otorgándonos muchos sinceros besos. Ella estaba encantada de vernos. ¡Solo hubiera deseado si alguien hubiera podido tomarnos una foto! En la casa de esta buena mujer - construida por ellos mismos, con su techo de barro- pasamos el día. Tomamos parte de su propia cena, y muy amablemente nos dieron platos y un vaso para compartir entre nosotras. La familia comió como es usual en la manera española -de un mismo plato y bebieron de la misma botella. Después nos fuimos a descansar, porque hacía mucho calor y era imposible salir.

Tomamos nuestro propio té de la tarde y los españoles disfrutaron de una taza también, mientras los dos arenosos gatos (que estuvieron atados con una cuerda a la chimenea abierta) y dos perros grandes miraban en silencio. Estoy agradecida al decir que esta casita estaba muy limpia, como estaban las que visitábamos en este parte de España.

También podría mencionar que Pedrola ha sido trabajado por varios años por esta misión. Pero solo esta mujer era convertida junto con algunos hombres. Pienso en esta querida gente unida para alabar, con sólo el Espíritu Santo para enseñarles, y siendo animados de vez en cuando por algún visitante ocasional.

En el pueblo hay algunos partidarios del evangelio, y otros que fuertemente se oponen, así que en nuestra visita por la tarde (en un día festivo) no estábamos seguras de qué recepción tendríamos.

Me sorprendió cuán ansiosos estaban por recibir folletos en español, y los niños nos seguían para pedirnos libros para sus hermanos o padres, si ellos no podían leerlos por sí mismos, pero cuando se les dijo que si no dejaban de seguirnos no les sería permitido venir a la reunión de la tarde dejaron de hacerlo.

¡No olvidaré esa reunión! El patio había sido cuidadosamente barrido, y sobre las 9.20 de la noche unas 80 personas se reunieron, jóvenes y mayores, hombres y mujeres (algunas con bebés en sus brazos), y niños.

Había solo media docena de sillas, así que se sentaron en el suelo en frente de la mesa donde estaba la srta. Heighes y uno de los misioneros españoles, y el resto permaneció de pie por una hora. El lugar estaba alumbrado por solo dos parpadeantes lámparas de estilo español. ¡Era una extraña vista! Aquellos que podían ver y podían leer cantaron los himnos, y muchos se unían en los coros.

De manera atenta escucharon la vieja, vieja historia, y una solo podía orar que muchos pudieran ser ayudados esa noche.

Me sorprendo en el deseo de tantos de escuchar el Evangelio cuando sabemos de la oposición por parte de los curas, y cuando te piden que regreses pronto es duro tener que rehusar la invitación. Que el Señor de la mies envíe más obreros a su mies, y que sean especialmente dotados con sabiduría y ánimo (y que no teman por ser apedreados o encarcelados incluso ocasionalmente), así que muchas de estas queridas personas sean traídas a la luz y ser ayudados en la vida cristiana.

Debo añadir que me he encontrado invariablemente con amabilidad y hospitalidad de cada uno de los obreros de esta misión, y mi interés es que este buen trabajo se haya beneficiado con mi visita."

Foto: contraportada de la revista "Gleanings from Spain"

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