lunes, 1 de diciembre de 2014

"Crónica de Zamora", año 1.966. (II parte y final)



... En menos de un año pasamos nosotros del proyecto, que nos parecía utópico, a la inauguración de una capilla hermosa, magníficamente bien ventilada e iluminada con tres habitaciones, además, para usos auxiliares o vivienda. Queremos hacer constar nuestra gratitud hacia todas las iglesias y hermanos que nos sostuvieron con sus oraciones y donativos para que pudiéramos ahcer todas las obras de adaptación del edificio, mobiliario, etc. "¡Mirad cuán bueno y delicioso es habitar los hermanos igualmente en uno!"

Hermanos de Toro, Benavente, Pobladura, La Torre, Villalpando, El Maderal, Toral de los Guzmanes, León, Valladolid, Salamanca, Béjar, Madrid y hasta de Inglaterra, y buena concurrencia de amigos y simpatizantes de la ciudad, llenaban el local hasta abarrotar no sólo la capilla, sino también las dependencias interiores, donde habíamos instalado un buen servicio de altavoces.

Fue un día muy lleno. El culto inaugural, a cargo de don Ernesto Trenchard y don Eric Bermejo, duró dos horas y media, soportadas a pie firme por buena parte de la concurrencia. Luego los efusivos saludos de los hermanos visitantes, con muchos de los cuales no nos veíamos desde hace mucho tiempo. Salida a un campo inmediato, donde la mayoría comimos, disfrutando de una temperatura deliciosa. El tiempo se nos hizo corto. Pronto hubo que interrumpir los saludos y conversaciones para reunirnos de nuevo en la capilla en un culto juvenil, donde don José Manuel González nos dirigió un magnífico mensaje. Tras un pequeño descanso, nueva reunión para anunciar el evangelio por boca de don Audelino González y don Federico Sancho. La juventud de León ayudó cantando algunos himnos a cuatro voces en cada culto. Eran las ocho y media cuando acabábamos los cultos de un día lleno de gozo extraordinario.

En días sucesivos la capilla se vio muy concurrida por curiosos; pero la principal satisfacción nos la dio un amigo que asistió por primera vez a un culto el día de la inauguración y que, yendo en su coche, al recordar lo que había oído, su corazón fue compungido por el Espíritu Santo, y en medio de la carretera lloró y pidió al Señor lo aceptase como su hijo. Quiera Dios que éstas sean las primicias de una cosecha abundante.

Cuando escribimos esta crónica siguen los cultos muy concurridos. Muchos son curiosos que se van pronto. Otros, sin embargo, quedan y están asistiendo con regularmente. Orad por nosotros, hermanos, para que el Señor nos dé gracia y sepamos presentar su Evangelio con sabiduría y poder de lo Alto. 

 (Rodolfo González)

 
(Publicado en la revista "Edificación Cristiana", Mayo-Julio de 1.966)

No hay comentarios: