Este libro, registrado por la “Consellería de Cultura e Deporte” de la Xunta de Galicia, está escrito por David Henry Puente Dodd, nacido precisamente en la aldea de Vilar Tras Deza (más conocida fuera de Galicia por “Villar”).
En la contraportada leemos que: “Siendo nieto de Tomás Henry Dodd y Elisa Anna Scriven, su esposa; e hijo de Celestino Puente y Ruth Dodd, todos ellos involucrados en la obra del Señor en Vilar, siente gran satisfacción al poner en manos de los lectores lo que ha podido recopilar sobre lo que Dios ha hecho en ese pequeño pueblo en los cien años transcurridos desde que sus abuelos pisaron por primera vez estas tierras tan hermosas y a las que amaban profundamente.”
El prólogo está escrito por el historiador gallego Marcos Gago donde menciona a Villar como “referencia para los evangélicos gallegos desde la fundación de su iglesia” y añade que “la ubicación del centro de campamentos en los propios locales de la capilla ha dado a Villar una importancia que difícilmente habría tenido de otra forma...”
El autor también menciona que “... me daré por plenamente satisfecho si este relato los “engancha” como me ha “enganchado” a mí, despertando un sentimiento de responsabilidad ante el Señor a imitar a estos esforzados siervos suyos que supieron anteponer a todo lo demás el obedecer el mandato de Jesús...”
En la contraportada leemos que: “Siendo nieto de Tomás Henry Dodd y Elisa Anna Scriven, su esposa; e hijo de Celestino Puente y Ruth Dodd, todos ellos involucrados en la obra del Señor en Vilar, siente gran satisfacción al poner en manos de los lectores lo que ha podido recopilar sobre lo que Dios ha hecho en ese pequeño pueblo en los cien años transcurridos desde que sus abuelos pisaron por primera vez estas tierras tan hermosas y a las que amaban profundamente.”
El prólogo está escrito por el historiador gallego Marcos Gago donde menciona a Villar como “referencia para los evangélicos gallegos desde la fundación de su iglesia” y añade que “la ubicación del centro de campamentos en los propios locales de la capilla ha dado a Villar una importancia que difícilmente habría tenido de otra forma...”
El autor también menciona que “... me daré por plenamente satisfecho si este relato los “engancha” como me ha “enganchado” a mí, despertando un sentimiento de responsabilidad ante el Señor a imitar a estos esforzados siervos suyos que supieron anteponer a todo lo demás el obedecer el mandato de Jesús...”
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