Nació el 4 de julio de 1850. Murió en Linares (Jaén) el 16 de marzo de 1944. Fue una fiel creyente tanto en Linares como en El Centenillo (Jaén), donde su marido era el director de la mina. Según noticias por cartas que tenemos de los misioneros ingleses en Linares, antes que se marchara a El Centenillo con su esposo, tuvo una escuela de niñas en Linares donde reunía más de ciento diez niñas, esto era en el siglo XIX. Durante su estancia en Linares hizo una obra social maravillosa entre las familias más pobres de la ciudad, después dejó su labor a sus dos hijas.
SU ESTANCIA EN EL CENTENILLO
“Hace muchos años, cuando la mina de El Centenillo no era más que un espeso bosque con apenas algunas docenas de chabolas donde se apretujaba la familia del minero, una buena señora ferviente cristiana de dulce trato y de sencillas costumbres, de modestia sin par, acompañada de sus hijas (niñas entonces) iba de monte en monte y de vivienda en vivienda con su Biblia en la mano y su libro de cánticos. En aquel “chozo” consolaba una aflicción leyendo un pasaje del Libro Santo, remediando de paso las necesidades que observaba; en otro lugar instruía a un grupo de personas que voluntariamente mostraban empeño en deleitarse con las palabras del Evangelio en un pequeño culto que se improvisaba conforme iban llegando personas de las chozas inmediatas.
Doña Catalina era la señora madre para los moradores de El Centenillo, en su Biblia aprendieron a leer hombres y mujeres. Pasaron los años, sin interrumpirse esta tarea evangélica y la señora madre, dulce, sonriente, callada, sin hacer ostentación de su gran obra, sin dar importancia alguna a su trabajo personal continuaba las visitas con sus dos hijas.”
En El Centenillo se formó un buen grupo de creyentes en aquel tiempo. katherine siendo ya mayor, volvió a Linares con sus hijas donde pasó a la presencia del Señor en el año 1944. Fue enterrada en el cementerio evangélico, conocido como el de “los ingleses”.
SU ESTANCIA EN EL CENTENILLO
“Hace muchos años, cuando la mina de El Centenillo no era más que un espeso bosque con apenas algunas docenas de chabolas donde se apretujaba la familia del minero, una buena señora ferviente cristiana de dulce trato y de sencillas costumbres, de modestia sin par, acompañada de sus hijas (niñas entonces) iba de monte en monte y de vivienda en vivienda con su Biblia en la mano y su libro de cánticos. En aquel “chozo” consolaba una aflicción leyendo un pasaje del Libro Santo, remediando de paso las necesidades que observaba; en otro lugar instruía a un grupo de personas que voluntariamente mostraban empeño en deleitarse con las palabras del Evangelio en un pequeño culto que se improvisaba conforme iban llegando personas de las chozas inmediatas.
Doña Catalina era la señora madre para los moradores de El Centenillo, en su Biblia aprendieron a leer hombres y mujeres. Pasaron los años, sin interrumpirse esta tarea evangélica y la señora madre, dulce, sonriente, callada, sin hacer ostentación de su gran obra, sin dar importancia alguna a su trabajo personal continuaba las visitas con sus dos hijas.”
En El Centenillo se formó un buen grupo de creyentes en aquel tiempo. katherine siendo ya mayor, volvió a Linares con sus hijas donde pasó a la presencia del Señor en el año 1944. Fue enterrada en el cementerio evangélico, conocido como el de “los ingleses”.
Fuente: Juan López (Linares, Jaén)
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