La obra hasta el fallecimiento de los Sres Trenchard (1964 - 1973)
Un paso decisivo fue tomado en 1964, cuando la totalidad del equipo exceptuando don Fernando Pujol y Pedro y Magda, se trasladó a la capital para así poder atender mejor las diversas necesidades de la obra, no sólo en las iglesias de Madrid, sino las de toda España, donde había ya numerosos núcleos de alumnos que deseaban una formación más profunda. Con este propósito, los Trenchard expresaron al matrimonio Gelabert su deseo de que se fueran con ellos, y con ese propósito viajó Pedro a Madrid para buscar vivienda y trabajo. Al no encontrarlos, se entendió que no era la voluntad del Señor, y se quedaron en Barcelona. Desde allí, la colaboración en la obra literaria con el equipo siguió adelante. Cuando unos años más tarde fueron encomendados a todo tiempo a la Obra, fue don Ernesto quien dio el mensaje. Hoy, después de años de ministerio docente y pastoral en Andalucía, realizan un amplio ministerio de enseñanza y predicación en Barcelona y en otros lugares, y Pedro ha venido dedicándose cada vez más a la tarea de escribir y editar sus propios libros, pero nunca ha dejado de ser un referente importante de consulta para las tareas literarias del equipo.
Por la amabilidad de los Directores de Continental Lands Company (que llegó en los 1990 a transferir muchas de las propiedades a la entidad nacional conocida como "Fe y Ministerio"), la propietaria en aquel entonces del edificio de C/ Trafalgar 32, se puso el piso 2ºA a la disposición de CEB/LB para el desarrollo de la obra docente, mientras se alquiló un local en C/Martínez Izquierdo, cedido por Apolos Garza, un miembro del Consejo y colaborador de CEB/LB, para almacén/ despacho. Se intentó abrirlo como una librería abierta al público, amparándose en los nuevos aires de tolerancia que parecían surgir de los círculos oficiales en 1965, pero no fue posible, y quedó como almacén cerrado. Fue en este mismo año que se decidió el empleo de una secretaria a tiempo parcial, para aliviar a los hermanos Wickham y Stunt de las tareas administrativas, en vista del incremento que estaba tomando la obra; las sucesivas hermanas involucradas fueron Lidia González, Isabel Castellanos e Irene Fernández.
Como ya se ha indicado, durante otros tres años se trabajó intensamente para traer del extranjero y distribuir buena literatura entre las iglesias evangélicas. Un donante generoso de Inglaterra donó una furgoneta Citröen para facilitar la distribución de los libros en provincias y llevar paquetes, etc. Pero el enorme costo de la operación, que requería trabajar con grandes depósitos de libros en las iglesias que sólo iban liquidándose muy lentamente, hizo que por fin se decidiese dejar esta actividad y replegarse sólo a la actividad editorial y la docente, que iba en aumento en aquellos años.
Se comenzó una nueva actividad en 1967: la celebración de cursos residenciales intensivos anuales en Madrid, de hasta nueve semanas de duración en los primeros años. Algunos alumnos venían de distintas provincias y residían o en el piso o en los hogares de los profesores, recibiendo cada tarde varias clases de estudios bíblicos y estudiando para hacer los trabajos escritos cada mañana. Varios profesores colaboraron cada vez en los cuatro o cinco cursos del programa, lo cual estimuló la preparación de nuevos materiales además de la puesta al día de los ya existentes. Así, se pudo preparar, entre 1967 y 1982, cuando terminaron estos cursillos, cursos nuevos sobre Génesis, Éxodo, Los Salmos, Proverbios, Cantar de los Cantares, Los Libros Proféticos e Isaías, Efesios, Colosenses/Filemon, La Doctrina Bíblica del Espíritu Santo, Las Epístolas de Pedro y Judas, Profetas Menores y Amos, Eclesiastés, 1ª y 2ª Tesalonicenses, Temas de Juan, Plan General de la Biblia, Los Libros Históricos, Jeremías, Ezequiel, 2ª Corintios, Deuteronomio, Levítico, Josue/Jueces, Principios Misioneros, Música y cada año Homilética y Principios de Interpretación.
Otra importante labor didáctica de esos años fue la producción de una nutrida serie de cuadernos para maestros de escuelas dominicales, que, unida a la publicación de un libro de D. Ernesto Trenchard, El Niño y la Escuela Dominical, puso a la disposición de los que trabajaban en estas tareas ayudas muy valiosas que escaseaban en aquel entonces.
En los años 1971 y 1972 fueron añadidos al equipo dos miembros más, ambos obreros a pleno tiempo: D. Pedro Inglés y su esposa Puri Suárez, cuya colaboración reforzó considerablemente la labor del conjunto, como asimismo lo hizo, en enero de 1972, la incorporación del joven obrero inglés, D. Timoteo Glasscock.
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