lunes, 6 de febrero de 2012

Radio: Tanger, Montecarlo y Bonaire. (I parte)

Comienzos.-
"Durante los años 1.948 a 1.954, Paul Freed hacía frecuentes visitas a España –colaborando algunas veces con Juventud para Cristo-, y quedó muy impresionado frente a las necesidades espirituales del país y las enormes dificultades para llevar el Evangelio a las provincias. Durante una visita a Tánger unos creyentes le comunicaron que llevaban años pidiendo al Señor que levantase interés en la evangelización en España por radio. Esta comunicación fue la “chispa” que encendió en el corazón de Paul Freed la determinación de hacer provisión para esta necesidad. Por medio de la ayuda de amigos, en los Estados Unidos y Europa, fue adquiriendo un solar muy adecuado en Tánger, en el año 1.954, donde fue erigido un transmisor de 2.500 vatios de potencia. Al mismo tiempo Ralph Freed, padre de Paul y director de operaciones en el campo, hizo contacto con Miguel Valbuena, de Barcelona, quien ha dirigido los programas en español desde entonces hasta ahora (1.965).
Muchos hermanos criticaron el plan, pensando que habría sido más provechoso “comprar” tiempo en emisoras comerciales, que tendrían ya sus círculo de oyentes, mientras que los programas en onda corta, desconocida, sólo se captarían por casualidad. Al principio los mensajes no llegaron más allá del Sur y Oeste de España, pero ocurrió el “milagro”, pues enseguida los amigos en Tánger recibieron centenares de cartas de oyentes interesados, lo que motivó correspondencia y el envío de literatura. Al principio, naturalmente, había poca literatura apropiada aparte de evangelios y Nuevos Testamentos, pero, a través de los años, esta oportunidad se ha estudiado, y ahora hay existencias de tratados y cursos variados adaptados para muchas necesidades. Sigue el envío de Nuevos Testamentos a quienes los piden, y hemos de tener en cuenta el reparto de estos miles de porciones de la Palabra de Dios a personas que han manifestado –por lo menos- algo de interés cuando lamentamos la falta de colportores. La propiedad en Tánger llegó a ser un gran centro evangelización para Europa, pues poco a poco se iban añadiendo otros idiomas a la lista, sin que se olvidara la primacía de España.

Una tragedia que se volvió en un triunfo.
Cuando Marruecos se independizó empezaron las dificultades en cuanto a la transmisión de mensajes evangélicos desde un país musulmán, y el día 31 de diciembre de 1.959 el gobierno prohibió toda transmisión de carácter particular desde Marruecos. Parecía una verdadera tragedia, pero los hermanos Freed, padre e hijo, no se desanimaron por ello, y por medios que pueden calificarse de milagrosos pudieron firmar un contrato con la célebre transmisora de Monte Carlo, por el cual podían disponer durante un buen número de años –no sabemos exactamente la fecha en que caduca el contrato- de un transmisor de 100.000 vatios de potencia en un cerro que Hitler había de dedicar a su propaganda. Naturalmente, las posibilidades de un transmisor en el corazón de Europa ampliaron la visión de nuestros hermanos, y quizá el pensamiento de poder penetrar en el telón de acero con mensajes evangélicos animó más a los americanos a interesarse en el transmisor de Monte Carlo, que no en las necesidades de España. Con todo, los hermanos Freed nunca perdieron su primer amor por España. En un momento parecía que podríamos disponer de programas en la “hora punta”, desde las nueve hasta las once de la noche, pero las dificultades técnicas resultaron ser insuperables y tuvimos que contentarnos con las dos de la tarde, hora de sobremesa. Hoy (1.965) se dirigen dos programas a España todos los días, desde las 14,00 a 14,15 y desde las 14,15 a 14,30. "



(Continuará)


(Revista “Edificación Cristiana”, Agosto-Octubre de 1.965)


Foto:Paul Freed

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